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Firma invitada

31/03/2020@17:00:00

María Lejárraga nació en San Millán de la Cogolla (La Rioja, España) en 1874 y murió en el exilio, Buenos Aires, en 1974. Escritora, firmando como María Martínez Sierra el apellido de su marido Gregorio y diputada por partido socialista en Granada en 1933.

Después de pasar seis meses pergeñando la novela histórica “La Voz y la Espada”, ambientada en 1700 en Versalles, sobre las aventuras, amoríos y venganzas de la famosa e infame cantante y espadachina bisexual Julia d’Aubigny, conocida por sus admiradores como “La Maupin”, y por el jefe de la policía de París como “la Peste”, creía que, al ponerle punto y final, ya lo sabía todo sobre esa mujer, y no guardaba más misterios. «Por fin», pensé con alivio y nostalgia, «ya puedo devolverte a la biblioteca de historias rocambolescas de la Historia, a la vitrina con el rótulo: “Historias silenciadas para adultos”, y darle doble vuelta a la llave».

Me acaba de llamar Galo preguntándome si estoy bien. Hoy hace 9 días que empezó nuestro confinamiento por coronavirus. En España. Él está en Portugal. Están igual, encerrados. No nos vemos desde hace 5 años. Me manda muitos beijinhos. Yo también. El no habla español. Yo no hablo portugués, entiendo un poco. Yo le envío muitos beijinhos otra vez. Y le digo que se cuide, en español. Creo que me entiende. Y hemos colgado.

Hace treinta y pico de años, cuando nos expusieron en la facultad a Kuhn, con su teoría de los paradigmas científicos, Paco García Donet levantó la vista del periódico —que más que leer, se estudiaba hasta averiguar incluso la fluctuación de los anuncios por palabras— y, preso de una repentina iluminación, dijo: “si el Medievo estuvo regido por el paradigma teológico; la Edad Moderna, por el mecanicismo, y el presente, por el economicismo; el futuro lo estará por el paradigma biologista…” y, mientras volvía sus ojos sobre las páginas del diario, sentenció: “De eso, estoy convencido”.

Hay un proverbio italiano que dice “Pastor que halaga al lobo no ama a las ovejas”. Traigo a colación el mismo porque en estos días negros en que transitamos, en donde la ciudadanía de España y del mundo está amenazada por una pandemia que deja un incalculable reguero de muertos, además de a millones de ciudadanos que ven peligrar su sustento o de empresarios que tendrán que cerrar sus empresas.

El veterano certamen secunda la iniciativa de proponer lecturas durante la cuarentena con el libro de textos galardonados en su última edición, que hoy presenta

Veinte son los poemas que componen la antología de la décimo tercera edición del Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, a la que he tenido el honor de contribuir con unas claves de lectura, y que ahora presentamos con gran satisfacción ante el público lector.

No deja de resultarme chocante la fervorosa reivindicación feminista que nos envuelve durante estos días cuando somos el país que alumbró al mundo la figura del Burlador; más aun ahora, cuando hemos despejado la entredicha paternidad de Tirso de Molina y podemos afirmar con una cierta solvencia que su autor fue el murciano Andrés de Claramonte.

Acercarse a la obra del profesor Alberto Maestre Fuentes es llegar a realizar un viaje en el tiempo a través de la Historia. En cada página pone los distintos datos que ha recogido gracias a una intensa investigación que en ocasiones no ha sido fácil como él mismo ha podido señalar. Fechas de cuando se iniciaron los principales partidos nacionalistas saharauis así como el papel que en su momento desempeñó el Monarca Hassan II de Marruecos o el fallecimiento del Almirante Carrero Blanco.

FIRMA INVITADA

Por Eva Losada Casanova

Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.

Hernando Colón podía haber pasado a la historia por ser el hijo del descubridor de América, pero decidió intentar emular los logros de su padre con la creación de una biblioteca infinita. Con la intención de reunir en ella todos los libros que se imprimieran en el mundo, llegó a tener unos 20.000 ejemplares. Esta biblioteca es la Colombina, está situada en Sevilla y es uno de los principales escenarios de mi novela “El mercader de Libros” (Ediciones B). Cuya trama principal es la revolución que provocó la difusión de los libros impresos.

«Del no-ser llévame al ser. De la oscuridad condúceme a la luz. De la muerte llévame a la inmortalidad» (Brihadaranyaka Upanishad, 1-3.28)

Hablar de la India es hacerlo de sus gentes y de sus muchas ceremonias. Entrar por Nueva Delhi y salir por Chennai, antigua Madrás es hacerlo y ver como nuestros sentidos cambian por completo. Ir en sus autobuses o en sus trenes, subir y bajar es encontrase en cada esquina con un mundo totalmente diferente al nuestro. Una India, la de hoy que se encuentra por encima de muchos de los países avanzados en donde la tradición y la modernidad parecen ir de la mano.

Si cerramos los ojos e imaginamos la Roma antigua, ante nosotros se materializa una ciudad de mármol blanco, columnas estriadas, templos coronados por frontones triangulares, carreteras empedradas y acueductos que alimentaban los cientos de fuentes de la Urbe. Una ciudad habitada por hombres aseados, vestidos con togas blancas. Filósofos, oradores, generales, poetas, abogados y dramaturgos. La Roma de Cicerón, de Horacio, de Séneca, de Plinio y Virgilio.

Una breve mirada sobre un grupo de escritores ingleses nacidos a principios del siglo XX, para ser leídos un siglo después

Puesto que en español el marbete ‹‹la otra generación del veintisiete›› se utiliza para agrupar a esos genios que, como López Rubio, Mihura, Jardel, Tono, Neville et al. Coinciden cronológicamente pero no estética (ni políticamente en muchos casos) con los del 27, usamos el barbarismo tuentiseven para referirnos a un conjunto de escritores ingleses nacidos a principios del siglo XX, y que en algún caso mantuvo estrecha relación personal. Me gustaría indicar, incidentalmente, que nunca he sabido porqué los García, Alberti, Cernuda… eran los unos y aquellos citados los otros, como no sea por el unamuniano ‹‹hunos y hotros››.

«Alá vio triste la situación de los hombres como trataban la tierra, decidió entonces enviarles al Arcángel Gabriel. En realidad pensó, el Corán es demasiado difícil y demasiado largo; Gabriel se lo volverá a explicar de manera muy sencilla. Esto evitará la catástrofe ecológica y hará a los creyentes más sencillos, su fe más eficaz y el fundamentalismo innecesario. Entonces Gabriel se fue con un simple mensaje. Viajó por todas partes, utilizó todas las huestes celestiales. Finalmente volvió al cielo. Sus alas estaban completamente sucias y estaba exhausto. Alá le preguntó como le había ido; si había trasmitido el mensaje. Si, naturalmente -respondió- ¡pero los hombres no tienen tiempo de escuchar!»

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

El benemérito historiador Carlos Belloso Martín, de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, en su excelente artículo «Miguel de Cervantes, soldado en el Mediterráneo. Nuevos datos para su biografía (1571-1575)». Cervantes, soldado de la Infantería Española, Revista de Historia Militar (2016, 77-105), pone en letras de molde el nuevo documento, dejado en el tintero por los eruditos, sobre el acuartelamiento de los hermanos, Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) y Rodrigo de Cervantes (1550-1601), de la compañía del capitán Manuel Ponce de León (1539-1549), del «Tercio de la Sacra Liga» del Maestre de campo, Lope de Figueroa y Barradas (1541/42-1585), en la base naval de Villafranca Sícula, situada en la colina de San Calogero, de la provincia de Agrigento de Sicilia en el invierno de 1572.

De pronto he descubierto que escribir sobre un amigo se me antoja tan embarazoso como hacerlo sobre mí. Y más, tratándose de un tipo tan generoso como Alfons Cervera. Por supuesto, me queda el infalible recurso de emboscarme tras el engaño y, además, intuyo que si lo hiciera —que si me meciese sobre el sinuoso vaivén del embuste—, hasta puede que resultase más ameno cuánto quiero contarles. Suele suceder; y tanto que quizá por eso me dediqué a escribir novelas: para olvidarme de mí y revivir lo que me rodea engastando cuidadosamente trocitos de otras vidas que me surgen de nunca sabré dónde.

FIRMA INVITADA

Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"

A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.