Tras los saludos protocolarios y las felicitaciones a distancia, vía WhatsApp, que el nicaragüense le presentó al suramericano, los dos entraron en otros temas que tenían en la agenda. Sin embargo, el quisquilloso pensamiento del segundo, por demás esquivo y dado a ocupar su mente en otros asuntos distintos a los que de sus labios solían salir en momentos como aquellos, entró en callada reflexión, sin dejar, en parte, de estar atento a lo que el primero animado le compartía.
«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra
«Este ejército que ves
vago al hielo y al calor,
la república mejor
y más política es
el mundo, en que nadie espere
Desde mi más temprana edad me dijeron que no utilizara las malas palabras, que era mala educación.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
No me voy a poner estupenda hablando de honor, dignidad o respeto. Ni de coña, tío. Es verano y con la que está cayendo, nadie se lo creería. Hablo de escotes y todas las mujeres sabemos lo que es un escote “palabra de honor”.
(Cómo ensartar refranes en boca de don Quijote)
Esto diciendo, se entró por medio del escuadrón de las ovejas y comenzó de alanceallas con tanto coraje y denuedo como si de veras alanceara a sus mortales enemigos. Los pastores y ganaderos que con la manada venían dábanle voces que no hiciese aquello; pero, viendo que no aprovechaban, desciñéronse las hondas y comenzaron a saludalle los oídos con piedras como el puño.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
Dicen que hay cosas que es mejor no probar. Tampoco te creas todo lo que dicen. Mira Santos Cerdán, un hombre posibilista que en su trayectoria vital lo ha probado todo y ahora hace de la necesidad, virtud.
Al simular el otro día que se masturbaba con un crucifijo en una iglesia, Ane Lindane vino a sintetizar, grosera y grotescamente, las dos obsesiones que han marcado dramáticamente mi vida; las mismas que abrumaron a San Agustín y, en tiempos mucho más recientes, a Woody Allen, un ateo de carácter obviamente religioso. Como para ellos –y creo que puedo jactarme de encontrarme en tan conspicua compañía- el sexo y la religión han constituido desde el principio el núcleo de mi personalidad y de mi biografía, los dos planetas gigantes que conforman el campo gravitatorio en el que me muevo, con esfuerzo, y del que nunca podré escapar. Sería subestimar la perspicacia del lector precisar aquí que tener o no tener fe, como mantener o dejar de mantener relaciones sexuales, son cuestiones muy distintas de estar obsesionado con esos dos factores que polarizan nuestra naturaleza humana.
FIRMA INVITADA
Por Eva Losada Casanova
Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.
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PLAZA DE GUIPÚZCOA
Es tendencia que las celebrities enseñen su casa en el pueblo. La de Jennifer López y Kim Kardashian donde dice casa, tienes que leer casoplón estilo mediterráneo y donde dice pueblo, imagina una paradisíaca playa de Malibú.
(Recuperación del artículo “Luz y sombra en la poesía de Antonio Machado”, de José Albi)
En el número 1 de la efímera revista Galatea (solo salieron a la luz cuatro números), editada por el Departamento de Cultura de la Delegación Provincial de Educación de Alicante, (agosto de 1954), el poeta José Albi Fita (Valencia, 1922-Jávea/Alicante, 2010), publicó un artículo titulado “Luz y sombra en la poesía de Antonio Machado” (págs. 35-38). Su interés, entre otros aspectos, radica en que fue escrito apenas 15 años después de la muerte del poeta sevillano (acaecida el 22 de febrero de 1939 en el pueblecito francés de Colliure); y también en que un poeta que prácticamente estaba al comienzo de una carrera poética reconocida con varios premios de prestigio [1] actúa como crítico literario analizando los “cálidos contrastes de luz y sombra” del paisaje machadiano. Hemos creído conveniente recuperar del olvido este artículo de Pepe Albi -que nos honró con su amistad-, ahora que se cumple el 150 aniversario del nacimiento de Antonio Machado (26 de julio de 1875); además, hemos localizado los poemas cuyos versos se citan. Esta es, pues, la transcripción literal de dicho artículo.
Fernando Carratalá
Hubo una época en que España se buscaba a tientas entre Ortega y Gasset y los Gómez Ortega, Rafael y José. Y la entraña histórica de nuestra contemporaneidad se retrataba en el ABC y se definía sin apenas matices a través de un triunvirato socioeconómico desigual: un rey, un obispo y un maletilla con un hatillo que iba por esos campos de Dios y del señorito formando terna con la luna y el relente.
Alguna vez, a propósito de la obra del eximio poeta argentino Luis Benítez, hemos comentado (roguemos se nos disculpe recaer en la descortesía de la autorreferencia) el concepto de aquello que podríamos definir como “poesía ontológica” o “trascendente”. En al ámbito argentino se podrían citar los nombres, sin demasiado margen de discusión, de Antonio Porchia, Alberto Boco, Alberto Girri, Roberto Juarroz y, por cierto y con entera justicia, Luis Benítez. Hijos de la ira (1944), del español Dámaso Alonso, es un ejemplo acendrado y difícil de igualar.
“Cuanto más visito la India nunca dejará de sorprenderme...”
Estas palabras del periodista catalán Alberto Oliveras son las que parece haber escuchado el periodista Jordi Baños cuando se puso a escribir sobre su experiencia durante diez años en este gran coloso. Baños no ha sido sólo un corresponsal pues también ha traducido al catalán dos libros clásicos de la India y ha publicado tres libros de poesía.
La Rectoría de la Universidad de Costa Rica (UCR) tomó la decisión de realizar, el día 21 de julio de 2025, el conversatorio “Lectura, pensamiento crítico y democracia” con Irene Vallejo, autora de su libro más emblemático, El infinito en un junco, y la pregunta que me surge es la siguiente: ¿cuáles son los libros de la señora Vallejo que abordan los problemas de la democracia, la crisis de las instituciones, el destronamiento de la verdad, el surgimiento de los populismos y de los autoritarismos en las sociedades contemporáneas? Planteo interrogantes como un ciudadano comprometido con la rendición de cuentas de los fondos públicos del país y con el estado de nuestra democracia.
“La paz no es simplemente la ausencia de guerra. La paz es la creación de condiciones justas de vida para todos.”
Federico Mayor Zaragoza, Delito de Silencio (2006)
Mientras las bombas caen sobre instalaciones civiles en Irán, Gaza o Siria, mientras los drones son activados a distancia desde oficinas con aire acondicionado en Washington o Tel Aviv, y mientras las víctimas—la mayoría civiles, mujeres y niños—son borradas del mapa y de la conciencia colectiva, nos enfrentamos no solo a una guerra, sino al fracaso total de la arquitectura internacional de la paz.
FIRMA INVITADA
Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"
A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.
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