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Firma invitada

05/05/2021@07:00:00

Ricardo Bellveser Icardo (Valencia, 27 de noviembre de 1948) se licenció en Periodismo por la Escuela Superior de Madrid con una tesis de licenciatura sobre la revista Clima que obtuvo la máxima calificación. Después, se licenció en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Como último trayecto como estudiante universitario se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia con una tesis de licenciatura sobre La Comedia Bribona del «pare» Mulet (1624-1675) que obtuvo la máxima calificación. Bellveser es ensayista, novelista, profesor, conferenciante; un periodista de dilatada experiencia que, también como poeta, es autor de una apreciada obra que comenzó a publicar en 1977 y llega hasta 2020. El mediterranismo, es uno de los rasgos que se ha mantenido vivo en su poética a lo largo de esos cuarenta y tres años de trayectoria.

Representa para mí una gran satisfacción poder compartir con los lectores de Todo Literatura el prólogo de “El crimen y su proyección en la cultura”, obra colaborativa publicada por Tres Fronteras ediciones. El libro que os presentamos se origina en un curso celebrado en la Universidad Internacional del Mar de Murcia en el verano de 2019, el cual nunca hubiera tenido lugar sin los desvelos y el buen hacer de su director, el profesor Juan José Nicolás Guardiola, y de la organizadora de las jornadas, Inmaculada Olmos. Se trata de una obra colaborativa que reúne 9 ponencias sobre la compleja y fértil relación entre el arte y la cultura, por una parte, y el mundo del delito y el crimen por otra.

España conquistó imperios y reinos y los consideró como tales, hasta su emancipación entre 1810 y 1824. Reinos con la misma consideración que los peninsulares, siendo los virreyes la máxima jerarquía en dichos territorios que representaban y ejercían la autoridad del Rey en Valencia, Navarra, Nápoles, …, Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de la Plata.

Lamento la decepción de los lectores que piensan encontrar un artículo sobre aquel mítico guerrillero argentino-cubano de los años sesenta. Estas líneas están dedicadas a ese vocablo rioplatense tan difundido en el mundo, que además del nombre de la letra CH, es otro reemplazante del TÚ que tanto nos cuesta.

Te he buscado en todas mis albas y ocasos
y he tendido hacia Ti mis manos y mi rostro.
Por Ti suspiro con corazón sediento y asemejo
al pobre que pide por puertas y umbrales

La Málaga de hace mil años dio al mundo un fruto perfumado de tres culturas. Los musulmanes lo llamaron Abu Ayyub Sulaiman Yahya Inb Yabirul; Avicebrón o Avencebrol los cristianos, y los suyos -los judios- Rabí Shelomó Ben Yehudá Ibn Gabirol (de acróstico RASHBAG).

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

El benemérito historiador Francisco Ledesma Gámez, archivero y bibliotecario del Ayuntamiento de Osuna, archivero del Archivo Municipal de Osuna y autor de los excelentes libros, entre ellos: Las murallas de Osuna (J.J. Iglesias Rodríguez y F. Ledesma Gámez, Sevilla, 2003) o La toga y el pergamino (Sevilla, 2014), así como múltiples artículos, en uno de sus recientes trabajos intitulado: «Un oscuro episodio: Cervantes, la Universidad de Osuna y Rodríguez Marín», que se contiene en: Trigo y aceite para la Armada. El Comisario Miguel de Cervantes en el Reino de Sevilla, 1587-1593 (Sevilla, 2015, 55-74), pone en letras de molde un documento inédito sobre el cordobés Juan de Cervantes, abogado del Real Fisco del Tribunal de la Santa Inquisición, de Córdoba.

Ya tienen ustedes en los escaparates de las librerías la nueva biografía de Javier Krahe: Ni feo, ni católico, ni sentimental; la anterior, la de Ángel Vivas, es inencontrable y, además, se quedó detenida allá por el 1991, cuando se publicó. Esta llega hasta el final (por desgracia), aunque, para compensar, Federico de Haro la ha escrito con una ilusión contagiosa, ante la que no fuimos inmunes cuantos aportamos nuestro testimonio, tanto que aguardábamos ansiosos por verla editada desde hace al menos un par de años cuando se anunciaba como inminente.

Hoy, veintiocho de marzo de 2021, la poeta oriunda de Tetuán y almeriense de adopción Pilar Quirosa-Cheyrouze, cumpliría sesenta y cinco años. Hace ya dos de su muerte y hasta ahora no he podido escribir una sola línea sobre su vida y obra, aunque fueron muchos los días en los que algún detalle, un verso, un libro o un proyecto literario me la recordara. Después del tiempo transcurrido, una vez en calma y desde la quietud del duelo que siempre estará presente para quien la consideró una buena amiga y magnífica poeta, escribo este artículo.

FIRMA INVITADA

Por Eva Losada Casanova

Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Dice un famoso coach de esos que te cobran un pastizal por soltar obviedades y paridas, que digerir el éxito es más difícil que gestionar el fracaso. Mira, colega, dos cositas te voy a decir, la primera, que coach tenías que ser. Y la segunda, que el acervo popular lo ha sentenciado mejor que tú: “Dios da pañuelo a quien no tiene mocos”.

Hace aproximadamente un año, en esta misma página les dejaba un artículo titulado “Los libros de viajes”. Trataba del auxilio que les prestaría este género ante la privación de todo tipo de excursiones que se nos vino encima con las restricciones de la epidemia, y para el caso les recomendaba algunos títulos, subrayando un par de ellos por colosales: La descripción de Grecia (s. II d. C.) —o también conocido como Los viajes de Pausanias— y El periplo (entre 1350 y 1368) —en España, titulado A través del Islam—, de Ibn Battuta, el Tangerino; tomazos que fueron ignorados hasta el s. XIX, pese a constituir enormes —y hoy imprescindibles— corografías para historiadores y arqueólogos; el primero, de la Grecia Clásica —ya en su romanizado declive—, y el otro, de los sucesivos reinos musulmanes, desde el Mediterráneo hasta las ensoñadas islas de las especias, con un largo retorno por la reverberante y estremecedora soledad del Sahara.

Concluía mi primera aproximación a la mujer y poeta Pilar Quirosa con los versos finales del poema “Moonligt”, perteneciente a su libro “Estela sur”, que en su día tuviera a bien dedicarme del literal siguiente: “A vosotros, José Antonio y María Isabel, mis amigos en este Sur, a vuestros hijos, Macarena y Javier y, especialmente a vuestro nieto, Juan, con las ramas abiertas hacia lo mejor del futuro, lleno de sensibilidad y esperanza. Un abrazo grande.Firma y fecha: Almería, 14/9/10”. De esto hace ahora once años. Pero la luz de su palabra sigue guiando a quien esto escribe, desde el amor por la poesía y la literatura como forma de vida y compromiso con la otredad, que siempre vivió en Pilar, en carne y alma, porque ella siempre me acompaña, nos acompaña en humano y solidario sentir. Cada día y cada noche que su recuerdo fluye por la estancia donde sigo componiendo versos y sueño, es más dolorosa su ausencia. Saber que ya no está entre nosotros es un duelo permanente que solo logro calmar con la lectura de sus libros, con la presencia de su palabra que ahora reposa sobre me mesa en forma de tratados de verdadera amistas y compañerismo, por mucho que en ocasiones hubiera las discrepancias propias de seres diferentes, pero respetuosos con el pensamiento individual de cada uno.

Sin lugar a dudas, a cualquier lector de la literatura greco-romana le resultarán sorprendentes las abundantes referencias a la brujería y a la magia negra que existen en sus obras. Desde la varita con la que la maga Circe convierte a los compañeros de Ulises en cerdos en la Odisea de Homero, hasta las terribles brujas que aparecen en el Asno de oro de Apuleyo; por no mencionar los cuentos de fantasmas de Luciano de Samosata o las espeluznantes resurrecciones de muertos que se leen en las Etiópicas de Heliodoro o la Pharsalia de Lucano.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

El príncipe Harry ha venido sin su churri al funeral de su abuelo. Meghan no le ha dado opción. “Mira cari –le ha dicho- estoy súper liada y mega embarazada, vas tú solito que ya sabes por dónde me paso yo a la Casa de Windsor”. La que manda es ella. Eso se nota mucho en una pareja. Eso y otras cosas, también.

La Guerra Civil española (1936-1939) es uno de los eventos que despertaron más interés en Europa durante la primera mitad del siglo XX. En Irlanda, como en otros países, se vivió la Guerra Civil española pero hasta el punto de dividir la sociedad irlandesa. Leyendo la prensa del país de aquellos días que informaba sobre los acontecimientos en España podemos ver como los partidos políticos, sindicatos, el gobierno y la iglesia tenían posturas opuestas.

La dimensión mitológica del viejo Oeste es comparable a la griega. El clasicismo de ambas propuestas trasciende el imaginario colectivo y las convierte en universales, ya moren en la pradera o en el monte Olimpo.

FIRMA INVITADA

Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"

A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.