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GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES

02/11/2021@08:00:00

A. S. A. Harrison es autora de estudios sobre el arte del striptease y el orgasmo femenino, triunfó internacionalmente con "The Silent Wife". "La mujer de un solo hombre", curioso título para la versión traducida al español: ¿toda una declaración de intenciones?

PLAZA DE GUIPUZCOA

Me revientan las efemérides y los santorales. Así que ya te imaginas la gracia que me hace la noche de difuntos. Y ni te cuento la horterada de Halloween.

En el penúltimo artículo (Four Modes of Translation Without Inspiration, Diario judío, 6 de agosto de 2021) que redacté dije que hay cuatro maneras de traducir textos, a saber: la orientada a transmitir información, la enderezada a transformar mentes, la meditada para imitar estilos y la enfocada en modernizar la lengua.

La inteligencia del sistema fue el rodearnos con sus tentáculos y hacernos sentir que es inmutable, todopoderoso, su inteligencia radica en que nos vendió “su” inteligencia llevándonos a creer que es el espacio virtual quien alimenta nuestro pensamiento, que orienta nuestro pensamiento, que facilita el pensamiento, que piensa en lugar de nosotros, que multiplica en lugar de nosotros, que entrega digerida la información, que el investigar, el analizar es innecesario y pérdida de tiempo, ese tiempo precioso que nos permite seguir navegando y asimilando las normativas del sistema.

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Ostras, tío, me entero por una colega columnista que me han puesto a parir en twiter. Algún tuitero pichabrava está cabreado por la visión que doy de la mujer, del amor y de la pareja en mi última novela “Los amores ingenuos” (aprovecho para recordártela) que por cierto es mi mayor éxito literario. Rebuznan, luego cabalgamos.

El pasado 21 de Junio y con motivo del Día Internacional del Yoga, el Primer ministro del Nepal, KP Sharma Oli declaró que el yoga se había originado en el Nepal y no en la India. Dentro de su país la proclama no resultó una sorpresa para nadie. Conocido por sus comentarios fuera de tono, indiferencia ante la desmesurada corrupción existente e inhabilidad para que el país del Himalaya experimente algún crecimiento económico, su ocurrencia solo probó la frágil posición del dirigente político.

No se me ocurrirá negar la dosis de publicidad de este artículo, dedicado a Una novela que comienza (1941), de Macedonio Fernández, por fin editada en España por Drácena, cuando me ha correspondido añadirle un extenso epílogo.

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

El benemérito historiador Francisco Javier Escudero Buendía, de la Universidad de la Castilla-La Mancha, y autor de los excelentes libros, verbi gratia, «Personas y personajes del Quijote. Personajes históricos en La Mancha» (Almud Ediciones, 2021); «La iglesia de Santa Catalina de La Solana, siglos XII-XV (2003, Tomelloso); «Francisco de Mendoza “El Indio”, 1524-1563» (Guadalajara, 2006); y «El palacio de la encomienda del virrey Mendoza en Socuéllamos» (Albacete, 2013); descubrió diez nuevos testimonios inéditos de vital importancia para la biografía documentada del licenciado Cervantes, Juez Pesquisidor en Ocaña (1524-1525), esposo de Leonor Fernández de Torreblanca, heredera de la insigne saga de los médicos de Córdoba.

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Por Eva Losada Casanova

Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.

Acabo de enterarme de que la Filosofía había sido convertida en una optativa en el cuarto de ESO. Lo que dicho así, suena a pasaje de Sacher-Masoch o de Schnitzler. Y no dudo que la Filosofía pueda convertirse en una tortura según qué profesor de Lógica simbólica te corresponda, pero de erótica tiene poco salvo que se aspire a la expulsión de clase, como servidor de ustedes, cuando especulé sobre la atracción ejercida por el pubis angelical en la deducción escolástica. Y eso que ya había sido publicada En el nombre de la rosa (1980); de lo contrario, no quiero ni imaginarme cuál hubiese sido el castigo.

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra
Los nuevos documentos de inapreciable valor biográfico e histórico para la vida documentada del alcalde ordinario egabrense, Andrés de Cervantes (1510-1593), Juez de Quintos y Juez de Montes, elegido por el III duque de Sesa y Terranova, V conde de Cabra, V vizconde Iznájar y I duque de Baena, Gonzalo Fernández de Córdoba y Fernández de Córdoba (1520/21-1578), y para la de su hija, Luisa de Torreblanca, prima paterna de Miguel de Cervantes Saavedra, fueron descubiertos por el historiador Luis Fernando Palma Robles, Académico Correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.

El intento por desvelar cómo se ha construido una obra es asumir una tarea que corresponde, en el caso de la literatura, al lector o a los críticos, más que al autor de la propia obra, pues equivaldría a deconstruir lo que se ha construido, desarmar lo armado para entender el engranaje y los mecanismos ocultos que sostienen la legitimidad de la obra. Lo que vendría a ser un despropósito para el autor, porque terminaría revelando los artificios y secretos, los trucos y falsedades que apuntalan la armazón de esa mole llamada ficción, al exponer ante los ojos del lector, los cimientos de una gran armadura basada en la mentira que dejan al desnudo al autor en su completa “ingrimitud”. Estar consciente de jugar el rol del espoiler de su propia obra es tarea ingrata, pero siempre será de vital importancia para los lectores curiosos escrutar en los secretos de esa urdimbre literaria que construye la verosimilitud.

Últimamente Méjico ha celebrado dos importantes centenarios: el V de la conquista de Tenochtitlan por Hernán Cortés y sus aliados indígenas y el comienzo de la colonización de la Nueva España, y el II de la independencia de la República. Para ir calentando la celebración de estas efemérides, su actual presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en marzo de 2019 exigió al rey Felipe VI y al Papa que pidieran perdón por aquella conquista. La Corona española ignoró tan extravagante demanda, pero el Papa Francisco ha accedido a ella.

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Poliartista suiza y viajera incansable, escribió libros sobre mundos utópicos. Katharina von Arx estuvo implicada en el crecimiento de las ciudades, su trabajo consigue aunar las diferentes formas de arte.

Mariana Enríquez ha tejido, libro a libro, una hermosa telaraña. Atrapados en ella, coexistiendo milagrosamente, están el terror urbano, la oscura frialdad gótica, la cultura pop e incluso la magia. Periodista argentina, autora de novelas y cuentos, Enríquez ha sabido construir un estilo carismático que fluctúa de la poesía a la aparente espontaneidad, con un encanto muy particular.

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A Mario Vargas Llosa lo han puesto a caer de un burro por decir “no sólo es importante votar, hay que votar bien”. No me extraña, tío, lo que se empieza se acaba. Yo también esperaba más contundencia y concreción de un premio Nobel. O dices o no dices.

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Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"

A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.