PLAZA DE GUIPÚZCOA
Están pasando cosas rarísimas. Si no fuera porque hemos visto las luces de navidad colgando en las calles, parecerían las vacaciones de verano con las terrazas petadas de guiris bebiendo birras. Somos como esas gallinas enjauladas con las fluorescentes en la cresta que no paran de poner huevos.
If metaphysics is the morningtide of art, and if the whilom is arrayed by the minion ideas of soul (“Seele”), world (“Welt”) and God (“Gott”), and if these flapping cloddish concepts are the tokens of the three main cravings of the human mind, videlicet, the setting of strong adjectives, the hoisting of stout hypotheses, and the blurbing of cosmogonies and apocalypses, then artists are those who can depict objects by means of an original garb, arrange them in an unmovable manner, and homogenizing them without lacking of accurateness. An artist is, ere all, one indued with the wit to beget a new sleight, to contrive hallowed dispositions, and to harmonize sundry objects within a tale.
PLAZA DE GUIPUZCOA
Isabel. No hace falta más. Decir Isabel, es decir Preysler. Y de ruptura inesperada, nasti de plasti. No es verdad que les ha pillado en bragas a las comadres de la prensa rosa. Lo sabían y han callado para hacerle la pelota y no estropearle la exclusiva en el “Hola”.
Vino a este mundo un 28 de diciembre, y por eso, además de Pío, le bautizaron Inocencio. Él se reía al recordarlo, refunfuñando, como siempre. Qué inocentada del destino, qué dos nombres para un anticlerical refractario a todas las iglesias y a todos los dogmas, como Pío Baroja. En honor a su memoria nos reunimos la semana pasada en Euskal Billera, en el corazón de la Parte Vieja donostiarra que le vio nacer, una variopinta legión de incondicionales, conscientes de ‘Las agonías de nuestro tiempo’, hijos pródigos de ‘La casa de Aizgorri’, pero también Zalacaínes en rebeldía frente a todas esas ‘Miserias de la guerra’ donde se abrazan, hoy más que nunca, el conformismo intelectual y la servidumbre voluntaria.
Tomo como asunto de estas líneas la reproducción que guardo del retrato perdido durante la guerra de Pío Baroja, por Pablo Ruiz Picasso —observen que aún mantiene el Ruiz en la firma—, pues este día de los Inocentes se cumplirán ciento cincuenta años del nacimiento de don Pío en San Sebastián, bajo un bombardeo carlista, orquestado por el canónigo Manterola. Hecho que Baroja consideró signo y empresa de su vida, y ahí nos legó, como indudable prueba, las veintidós novelas del ciclo Memorias de un hombre de acción (1913-35) donde, usando a su pariente Aviraneta, se dedicó escurrirse entre y contra la maldición que padeció y aún padece este país; pues basta con contemplar ahora el rostro y el tono de los independentistas, para percibir la hedentina a turbio desván y a cerril venganza del carlismo.
PLAZA DE GUIPUZCOA
Es muy fácil ser hipócrita. Seguro que alguna vez te han dicho con gesto compungido “me pongo en tu lugar, tío”. Mentira podrida. Nunca nadie se va a poner en tu lugar. Y si se pone, será porque te ha movido la silla. No pidas consejo y sé fiel a tu criterio.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
Hay días que te levantas con una energía tan bestial que podrías dar la vuelta al mundo. Pero te conformas con dar la vuelta a la tortilla. A la tortilla de patatas, quiero decir, sin metáforas ni leches.
FIRMA INVITADA
Por Eva Losada Casanova
Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.
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El próximo 27 de mayo, si no lo impide cualquier percance, Henry Kissinger cumplirá cien años. Por supuesto, los veteranos editorialistas de las grandes cabeceras mundiales se anudarán el windsor doble para escribir con su prosa más circunspecta sendos artículos donde recordarnos las anécdotas más señaladas de este hombre tan determinante durante el último tercio del s. XX.
«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra
El excelente historiador José Cabello Núñez, del Archivo Municipal de La Puebla de Cazalla, autor de los magníficos trabajos, sirva de ejemplo: «Hallados dos documentos inéditos sobre la labor recaudadora de Cervantes» (2018); «Nuevos documentos para la biografía de Miguel de Cervantes Saavedra, un comisario real de abastos en los antiguos Reinos de Jaén y Sevilla (1592-1593)», (2016); «Miguel de Cervantes, comisario del Rey en Andalucía: nuevas aportaciones documentales para su biografía», (2015-2016); «Miguel de Cervantes, un comisario real de abastos en La Puebla de Cazalla: documentos inéditos sobre el abastecimiento de la Armada de Felipe II y la Flota de la Carrera de Indias», en Trigo y aceite para la Armada. El Comisario Miguel de Cervantes en el Reino de Sevilla, 1587-1593 (2015); y «Miguel de Cervantes en La Puebla de Cazalla: un nuevo e inédito documento cervantino lo acredita» (2014), y meritorio documentalista cervantino, quien hasta la fecha localizó 33 nuevos documentos sobre el glorioso Manco, descubrió las doce nuevas perlas documentales sobre la estancia del «Rey de la literatura española» en Carmona, ciudad que tomó parte con el romano Julio César (12/13 de julio de 100 a. C.-15 de marzo de 44 a. C.) en la sublevación de la Hispania Ulterior. El cuestor dijo que «Carmona es, con mucho, la ciudad más fuerte de toda la provincia Bética».
GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES
Lucia Berlin fue comparada a Hemingway y convertida en personaje de leyenda, su obra cayó en el olvido tras su muerte. En la universidad de Nuevo México (Albuquerque) fue alumna del escritor Ramón J. Sender.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
Aguanta que queda poco. No nos ha tocado la lotería y hemos soportado estoicamente la cena de Nochebuena y el discurso del rey. Por cierto, salvo que Felipe VI se decida algún día a echarse al monte (que no creo) yo le daría un par de vueltas a su sermón navideño.
Publicamos el interesantísimo artículo de nuestro coladorador argentino Rolando Revagliatti. Nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la quereside, la Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos, relatos y microficciones y dieciséis poemarios, además de otros tres poemarios sólo en soporte digital. En esta condición se hallan los seis tomos de su libro “Documentales. Entrevistas a escritores argentinos”, conformados por 159 entrevistas por él realizadas. Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en: http://www.revagliatti.com
Y tomando a Jorge G. Aranguren como rehén, con el pretexto de rendirle un homenaje, conseguimos que los jauntxos de la Kutxa nos cedieran su flamante salón de actos a nosotros. Enfants terribles entonces, príncipes de la contracultura, orquestamos una performance incendiaria que tuvo como epicentro una escalera de obra. Y ahí estaba Raúl Guerra, sonriendo entre el público. Cae el telón, pasan cuarenta años, y la misma semana en que Jorge me acerca su último libro, ‘Nunca llegan los tártaros’, Raúl pasa al otro lado de la vida dejándome el recuerdo del último suyo, ‘Demolición’, con otra perfomance y una escalera idéntica a la nuestra alzándose sobre sus páginas.
En tanto nos conducimos hacia el cincuentenario de la muerte de Picasso, que se anuncia ya con jugosas exposiciones, me encuentro con un par de noticias, casi simultaneas y con bastante guasa, sobre ese singular grafitero llamado Banksy.
FIRMA INVITADA
Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"
A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.
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