www.todoliteratura.es

Firma invitada

PLAZA DE GUIPUZCOA

20/12/2022@06:00:00

Es muy fácil ser hipócrita. Seguro que alguna vez te han dicho con gesto compungido “me pongo en tu lugar, tío”. Mentira podrida. Nunca nadie se va a poner en tu lugar. Y si se pone, será porque te ha movido la silla. No pidas consejo y sé fiel a tu criterio.

Y tomando a Jorge G. Aranguren como rehén, con el pretexto de rendirle un homenaje, conseguimos que los jauntxos de la Kutxa nos cedieran su flamante salón de actos a nosotros. Enfants terribles entonces, príncipes de la contracultura, orquestamos una performance incendiaria que tuvo como epicentro una escalera de obra. Y ahí estaba Raúl Guerra, sonriendo entre el público. Cae el telón, pasan cuarenta años, y la misma semana en que Jorge me acerca su último libro, ‘Nunca llegan los tártaros’, Raúl pasa al otro lado de la vida dejándome el recuerdo del último suyo, ‘Demolición’, con otra perfomance y una escalera idéntica a la nuestra alzándose sobre sus páginas.

En tanto nos conducimos hacia el cincuentenario de la muerte de Picasso, que se anuncia ya con jugosas exposiciones, me encuentro con un par de noticias, casi simultaneas y con bastante guasa, sobre ese singular grafitero llamado Banksy.

Una de las perversiones añadidas a la de escribir una novela histórica pasa por el caudal de informaciones desconcertantes a las que puedes acceder. Me sucedió en "El secreto del rey alquimista". Más que la corte del alucinado Rodolfo II, el verdadero protagonista era el llamado ‘Manuscrito Voynich’. Un texto no datado, escrito en un código que ni siquiera los laboratorios de alta computación de la NASA han conseguido descifrar. No era el único, en aquel tiempo todas las cortes europeas recurrían a códigos secretos para encriptar sus comunicaciones. A esa luz, ¿puede calificarse como la gran noticia del año que un equipo de investigadores franceses haya logrado descifrar el “código diabólico” de Carlos V, en base a una carta remitida por el emperador a su embajador en París, Jean de Saint-Mauris?

PLAZA DE GUIPUZCOA

Mi madre, que era compasiva y naif (un beso amá) le confesó un día a su director espiritual que, ella a veces, sentía odio por algunas personas y esto le hacía sufrir. El cura, un tipo práctico y perspicaz, le alivió con una respuesta que en mi familia es un mantra: “No, Beatriz, no sufra, usted no siente odio, siente asco y el asco no es pecado”. Genial el cura. De un plumazo se cepilla el delito de odio.

GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARRES

Su prolífica obra refleja las preocupaciones más hondamente humanas y sinceras a través de experiencias reales. Luisa Carnés fue periodista por convencimiento y pasión, sus artículos constituyen auténticas crónicas de la España de principios de siglo.

Espoleado por el reciente alboroto armado por la aplicación de esa ley que unos amigos míos llaman sarcásticamente “La del hombre de los caramelos”, porque exonera de culpa a tan sórdida práctica siempre que el o la menor consienta —en román paladino: que despenaliza la pederastia—, me sumergí en Internet para indagar si este chafarrinón forense era otra manifestación del esperpento nacional o solo era el síntoma de una más profunda alteración de nuestra civilización, cuando me tropecé con la intellectual dark web o “red oscura intelectual”.

GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES

Culta y políglota, conservadora frente a los liberales, su obra literaria tuvo problemas con la censura. Frasquita Larrea defendía la cultura europea adaptada a nuestro país a través de memorias personales y ensayos filosóficos.

FIRMA INVITADA

Por Eva Losada Casanova

Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Hay días que te levantas con una energía tan bestial que podrías dar la vuelta al mundo. Pero te conformas con dar la vuelta a la tortilla. A la tortilla de patatas, quiero decir, sin metáforas ni leches.

Los museos están en boga y son cada vez más originales e interactivos. Aparte de los clásicos museos monumentales dedicados a las artes (pintura, escultura, grabados, esmaltes, tapices, muebles, moda), las exposiciones temporales de cómics o de artes de vanguardia (3-D, realidad aumentada, etcétera), hay ahora en Europa un museo único, que une elementos de todos ellos y ofrece toda una experiencia interactiva, en la que, durante más de 90 minutos, el espectador pasivo se convierte en protagonista activo y "vive” en directo la mayor catástrofe natural de Europa: el Gran Terremoto de Lisboa del día de Todos los Santos de 1755. Enlace al sitio web del Museo: https://lisbonquake.com/

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

Dedicado al Regimiento de Infantería, «Tercio Viejo de Sicilia, N.º 67», y a todos nuestros héroes que dieron su vida por la defensa de «nuestra dulce España, patria querida» y por la de sus invencibles banderas, las que deberían ondear en todo el mundo.

Por primera vez desde el óbito del «Rey de la Literatura Española», o sea 406 más tarde, tengo un gran honor dedicar un breve estudio a las invencibles banderas del glorioso Manco, quien las amó con todo corazón y con toda alma y las defendió con la más alta dignidad, nobleza y valor porque «más bien parece el soldado muerto en la batalla que vivo y salvo en la huida» (El Quijote, II-XXIIII).

Aquí vienen como anillo al dedo las palabras del General de División (R), Rafael Dávila Álvarez:

«nada hay como el soldado español

y a mi única aspiración siempre ha sido estar a su altura»

(https://generaldavila.com/).

Amidst a rainy night I was reperusing some Encyclopedia Britannica’s articles, and since by hook or by crook, as the folkloric phrase runs, I always meet German mythologies and Greek stanzas of yore, I found a text written by Kathleen Kuiper (1) versed in the symbol styled “Rumpelstiltskin”, whose gast spends the tides of its life in the drudging work of turning straw into gold. I thought, then, our mind is like an alchemist who by the hair unites extremes without grokking how or why those brinks could be together.

PLAZA DE GUIPUZCOA

Dicen que cuantas más veces cambies de casa, mejor sabrás gestionar tus problemas. Depende, tío. Es una gilipollez que acabo de leer y no sé quién la dice. Podría ser un borderline o un iluminado.

Se diría que la poética visionaria de Oteiza ha resultado profética. Tantas veces me repitió aquello de que el euskera nace de la mano -euskara eskutik jaio da- y de pronto, aparece la Mano de Irulegi. Sobre una placa de bronce del siglo I a.C., cinco palabras. Grafía derivada del signario ibérico, pero sólo una palabra reconocida, la primera voz vascónica de la que tenemos constancia escrita: Sorioneko -buena fortuna-.

PLAZA DE GUIPUZCOA

Si eres una masoca obsesiva como yo, tienes mil maneras de amargarte la vida. Hace unos días en la estación de Sants de Barcelona, entro distraída y a mi bola a comprarme un detox de espinaca y jengibre mientras hojeo las portadas del cuore y los últimos best sellers. Y de repente, ostras, tío, me la encuentro otra vez. Marie Kondo esa japonesita pija que hace ¡doce años! en cuatro tardes ociosas escribió un manual para ordenar armarios, enrollar calcetines, doblar tangas y colocar jerséis.

FIRMA INVITADA

Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"

A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.