El aire se llenó de presagios desde que el lunes Morante le espetó al presidente "no tienes vergüenza", tras una faena a un sobrero escasito de todo y que mantuvo sobre los cuatro remos con una lentitud sedosa, donde cada lance sabía tan añejo que no eran oles sino suspiros cuanto se escuchaba en La Maestranza. Pero el presidente, nascis de nascis; que aquel primor no daba para oreja. Y Morante arrojó la montera al callejón y Sevilla entera se condolió.
Quizá no exista en el mundo nada más inútil que la búsqueda de la belleza porque, entre otras cosas, quizá nunca sepamos en verdad qué significa esa utopía de la que sólo entienden los sentidos. Esa incertidumbre en la que se mueve aquello que, en principio no se ve y sólo se siente, es en la que se sustenta una buena parte de la civilización que hoy conocemos, pues el sentido de la inutilidad -incluso dentro de los hallazgos tecnológicos más importantes- ha estado muy presente en todo aquello que nos ha proporcionado algo de luz a lo largo de los siglos.
GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES
Líder política, luchó por dar el lugar social que la mujer debía ocupar en la realidad de su país. Periodista y maestra, en su obra, Fatima Ibrahim aboga por la educación de la infancia, futuro activo del desarrollo de Sudán.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
Te ponen la miel en los labios y te dejan a medias ¿Qué ha pasado con el Tito Berni? Qué más te da, dice Patxiló (cada día menos portavoz y más vocero del PSOE). Somos muy cotillas, tío. Pero hay cosas que no te crees. Yo me niego a creer que Meritxell Batet haya destruido las pruebas del "caso mediador" en el Congreso.
De todas las imputaciones con que Boadella sancionó el papanatismo posmoderno en su obra 'El Pintor', una es perfectamente consonante con el Cincuentenario Picasso. Tras calificarlo como 'El Atila de las artes" -por donde pasó no volvió a crecer la pintura- a su juicio, el padre del cubismo convirtió la pintura en una industria de producción intensiva. Resultado: de ahí en adelante, el Reina Sofía, el Moma o el Guggenheim no son otra cosa que tanatorios del arte. "Una burbuja financiera saturada de cadáveres exquisitos".
El gran aporte de la IA a la humanidad es que nos permite desentendernos del estado de la IH, Inteligencia Humana, esa que se encuentra fuera de las nubes.
Cuando era niño y, como dijo Cela, en este país mandaba un célebre general gallego que salía en los sellos de correos, todos sabíamos que Picasso era el pintor más importante del mundo, aunque no pudiese pisar España o no le diese la gana, dado que Porcioles le había puesto un museo en Barcelona y no dejaban de visitarlo los turistas; y entonces, los turistas y los americanos eran lo primero; después, veníamos todos los demás, en cola y sin rechistar.
FIRMA INVITADA
Por Eva Losada Casanova
Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.
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Stefan Zweig murió en Brasil en 1942. Se suicidó junto a su esposa después de concluir el que tal vez fuera su mejor libro y su legado más valioso. He tomado prestado el título de esa obra para el presente artículo porque encuentro semejanzas entre su época, tal como él la percibía, y la nuestra, tal como la percibo yo. Al menos distingo dos grandes rasgos en común: la barbarie y la desesperanza. Comparto también su añoranza por un mundo perdido que sentimos todavía próximo y casi tangible, pero que ya no nos es dado recuperar.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
No puedo ocultar el cabreo que me he pillado con la coronación de Carlos III. El grotesco ceremonial ha superado todas mis expectativas. Mejor si los Windsor estuvieran calladitos. Para que te quejes del emérito, tío. Soy poco servil con las dinastías y los linajes.
Pararse, observar y contemplar lo vivo para comprender y respetar su naturaleza profunda no es algo sencillo para nosotros, acelerados humanos de la era digital.
Cuando estaba remitiendo a esta revista mi anterior artículo quincenal sobre los chismorreos que, desde hace algunos años, intentan afear la formidable contribución de Pablo Ruiz Picasso al arte de s. XX, me enteré de la muerte de mi gran amigo Carlos Tena. Cambiar urgido por la tajante noticia aquellas líneas por cuanto pretenden estas, hubiese resultado precipitado y, por tanto, sumamente desconsiderado con Carlos. De modo que decidí posponer su homenaje hasta esta entrega.
Me parece genial que traigan a San Sebastián uno de los seis ordenadores cuánticos más fabulosos del mundo. Urkullu, que es un político voluntarista (qué miedo) dice que es una gran inversión de futuro para Euskadi. Ojo con el futuro que lo carga el diablo.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
Hay gente cutre y miserable. Y luego están los que roban el papel higiénico en los baños. Dirás que la culpa es mía por no meter kleenex en el bolso. Vale, siempre lo llevo, pero te puedes olvidar, tío.
Punto uno: Donostia a dos velocidades. Tras presentarlo como si nos cayera de los cielos de IBM, nos anuncian para 2024 la llegada del superordenador System One, con el que nuestra ciudad se situará a la cabeza del mapa global de la cuántica. Esperemos que no lo haga a la velocidad del AVE que nos prometieron, ¿para cuándo? Punto dos: mentes cibernéticas y humanas, también a dos velocidades.
FIRMA INVITADA
Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"
A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.
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