15/07/2023@08:03:58
En 2005 dos adolescentes de origen argelino, Zyed Benna y Bouna Traoré, se ven sorprendidos por la policía en un intento de robo. Huyen, se esconden dentro de un transformador. Mueren electrocutados. Los tumultos incendian Francia. Villepin decreta el estado de excepción, Chirac habla de una crisis de modelo social: “Quiero decir a los jóvenes de los distritos difíciles, cualquiera que sea su origen, que todos son hijos de la République”.
Si eres muy joven, encuentras la estupidez de los demás, e incluso la tuya, casi divertida, estimulante o por lo menos risible. En la madurez la estupidez te irrita. Y cuando te haces viejo sólo te produce melancolía. Así estoy yo, melancólico, como atrapado en una canción del Sabina de finales de los ochenta, mientras tontos de todos los colores se enseñorean de los foros de discusión en los medios tradicionales y, sobre todo, en las redes sociales. El lamentable éxito de VOX en las recientes elecciones municipales ha puesto en circulación de manera incontrolada el término “fascista”, utilizado a cascoporro por quienes no han leído jamás un libro de historia o un ensayo riguroso de teoría política. Algunos libramos, nec spe nec metu, una batalla perdida de antemano para poner una nota de sensatez en medio de la histérica algarabía, pero sabemos que no hay nada que hacer. De ahí la melancolía.
Las noticias inesperadas suelen ser buenas; las malas, ya se las rumia cada cual con anticipación y hasta con desvelo, y cuando fatídicamente se cumplen, carecen de novedad. Pues bien; una de esas alegres sorpresas nos sucedió en Drácena cuando editamos el año pasado Las cerezas del cementerio (1910), de Gabriel Miró. Se agotó apenas transcurrido un mes para nuestra satisfacción pero, sobre todo, para nuestra perplejidad, porque cuando publicamos esta novela —el primer relato largo de Miró con las costuras bien ajustadas— pretendíamos dos cosas; en primer lugar, proseguir nuestra quijotesca cruzada contra la ignorancia y la pedantería con que los mass media y las actuales novedades librescas pisotean nuestro idioma, y en segundo —y si quieren más sentimental—, rescatar a un escritor que, muy a pesar de serlo hasta la médula, sufrió tal cadena de desaires que, hoy, entre el común, su nombre apenas significa algo distinto a una calle o a una plaza.
Remembranza del golpe de Estado en Chile: 1973 - 2023
Solo Gustavo Gac-Artigas podía transformar el golpe de estado del general Pinochet en un magistral poema.
GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES
Johanna Spyri, autora de Heidi, destacó por su convencida defensa de la naturaleza y los derechos de los animales en el siglo XIX en Suiza
En los relatos que escribió dirigidos a niños y a jóvenes, se basó en su propia experiencia vital. Johanna Spyri fue una narradora entregada a causas humanitarias en una época convulsa de su país, luchó por ideales avanzados para su tiempo.
El Conocimiento de Óscar Pujol Riembau
Introducirse en la Obra y en la Vida del profesor Óscar Pujol Riembau nos lleva a indagar fuera y dentro de nuestras fronteras y no solo eso… Ante la reciente aparicíón de “La Bhavad Gîtâ”, su autor no solo nos introduce en este meticuloso trabajo sino que nos hace volver a leer todas las obras que ha escrito anteriormente.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
ABREFÁCIL
Tengo serias dificultades para abrir cualquier tipo de mecanismo. No solo engranajes complejos, sino recipientes domésticos y cotidianos. Lejías, blanqueadores, anti grasas y todo tipo de productos con garantía “triple acción”. Me resulta misión imposible.
El malestar de nuestra cultura
Hay noticias que suscitan de inmediato el célebre título de Sigmund Freud, El malestar de la cultura, publicado en Viena en 1930. Por ejemplo y sin abandonar aquella admirable ciudad, me entero de que el Wiener Zeitung, el diario vivo más antiguo del mundo, fundado en 1703 y cuyo primer número apareció el ocho de agosto de aquel remoto año, bajo la cabecera de Wiennerisches Diarium —el Diario vienés— deja de editarse en papel; continuará, cierto, pero en la red, privándonos de extenderlo ante un expreso cada vez que nos sentemos en el Demel, en el Sperl o en el majestuoso Central, mientras aguardamos su vuelta del Raimundhof donde ella descubrió una fruslería sin la que le resulta inconcebible que regresemos a Madrid.
FIRMA INVITADA
Hoy, me pongo a escribir
Por Eva Losada Casanova
Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.
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PLAZA DE GUIPÚZCOA
AGUAFIESTAS
Fíjate si está revuelto el patio que, con lo que a mí me mola el cotarro político, acabo de enterarme que en España hay un ministro que se apellida Miñones. No sé en qué país vivo yo o en qué país vive él.
“EL TOUR SIEMPRE LO GANA EL TOUR”
Si estamos de acuerdo en que casi todos los deportes son más que deportes, todavía lo estaremos más en una evidencia paralela: en el Tour de Francia siempre hay dos ganadores incontestables: el Tour y la misma Francia. Culto a lo propio, pero también apertura a lo mejor de lo ajeno. Tal vez por aquello de que siempre gana el Tour, casi parece secundario quién entra en París con el maillot amarillo.
Una ciudadana poco habitual
Cuando se cerró la puerta del ascensor, permanecimos un buen rato en silencio, entre asombrados y admirados. Nos sentamos en el balcón y, sin más preámbulos, reconocimos que Mary es una ciudadana poco habitual. Acabábamos de vivir una tarde casera, acampados en el espacio de felicidad que proporciona el diálogo con una mujer que, además de saber leer y escribir, solo pudo estudiar cómo alimentar y educar a tres hijos limpiando casas. Con Mary, que nos visita con cierta frecuencia, no recordamos haber comentado nunca el último telediario ni asfixiarnos en la burbuja morbosa de Antena 3, Telecinco y similares pantallas despistantes.
Lugares equivocados
Me encontraba en el lugar equivocado, me encontraba en el país correcto, Francia, en la ciudad correcta, París, aquella a la que 50 años antes había llegado como refugiado político expulsado desde la cárcel de Rancagua por la dictadura.
La influencia de Sócrates en la educación moderna y los enfoques pedagógicos innovadores
Sócrates es una de las figuras más influyentes de la antigua Grecia y sus enseñanzas han tenido un impacto innegable e imborrable en la educación en general. Encontrándose presente incluso miles de años después de su estancia en la tierra.
La atalaya de los 70
Me gustan la música y la letra de mis 70 principales. Por supuesto, unos temas más que otros, como ocurre con tantas cosas de la vida y de la edad o de la edad de la vida. Me apetece enumerar algunos para conocer lo que atesoro. Cuando paseo por la playa, por ejemplo, no me canso de oír el mar o de ver las nubes jugueteando con el viento, dibujándose a sí mismas.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
FIRST DATES
Estaba previsto celebrar en Gotemburgo el primer campeonato europeo de sexo, pero la Federación Sueca de Deportes ha dicho que el sexo no es un deporte y que nasti de plasti. Que hagan las cochinadas que quieran pero que no utilicen en vano el buen nombre de su chiringuito.
FIRMA INVITADA
Escribir a cuatro manos
Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"
A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.
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