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Firma invitada

15/07/2024@13:44:41

Si el intento de asesinato de Donald Trump hubiera tenido éxito, América estaría en llamas. Afortunadamente no fue así. Pero no es un acto del pasado, es un terrible acto del presente que tiene raíces--no busquemos culpables--, que nos llama a la reflexión. No sobre el resultado de las elecciones, no, sobre el futuro de América.

The very first line of Aristotle’s Rhetoric runs thus: “ ῥητορική ἐστιν ἀντίστροφος τῇ διαλεκτικῇ” (1). The quite wise ancient Greeks weened that every law-abiding democratic free citizen should be a dialectician and grasp the subtleties of that antistrophe, rhetoric, to shun being fooled by politicians, who are wont to stare at public opinion so as to learn from it which kind of enthymeme is the most persuasive in the agora (2). Public opinion has four faces, videlicet: orientation, degree, causality, and expectation. According to this, there must be four sorts of rhetoricians, and each one must’ve a specific class of audience. Such a couple gives rise to the question concerning the syllogisms, styles, moods, and proofs that an orator may handle to be a cajoling tongue. And, in our age, an age in which telecommunications are the main outlets of politicians, it’s unavoidable to deem the traits of the media they’ve at hand.

En el mundo de las ideas, del libre pensamiento y el derecho a ejercerlo y manifestarlo públicamente, existen variables o diferentes reacciones ante esas manifestaciones por parte del receptor del mensaje; o sea, de quien las escucha.

En el transcurso de la cálida primavera el año 399 a. C., cuando fue condenado a muerte por la justicia de Atenas, Sócrates “no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo”. Las razones profundas de la condena se siguen discutiendo hasta el presente, las líneas que siguen –apenas un bosquejo de ideas- no alientan la descabellada pretensión de dirimirlas, pero acaso puedan aportar algunas referencias en torno a tan disputada materia.

Más allá de su rango como adelantada del I+D+I, cifrado en el mantra de acudir con pañales a sus conciertos, tres citas resumen el impacto suscitado por el nuevo oráculo global: esa chica de Wisconsin llamada Taylor Swift. “TS da su nombre a una calle, a una ciudad, y a un sándwich”. “Uno de cada cinco americanos seguiría la opinión de TS para elegir presidente”. “De su última gira se esperan beneficios superiores a los seis mil millones”. Un fenómeno socioeconómico, y un epifenómeno que, tal vez, tenga más que ver con la psiquiatría que con la política.

Autor de "República, exilio y poesía. La memoria rescatada de Gonzalo Martínez Sadoc". Sevilla, Renacimiento, 2024

Doy clases de literatura española en la Universidad de Cádiz y me dedico con preferencia a los estudios de literatura española contemporánea. He investigado la vida y he analizado la obra de algunos de los nombres considerados mayores y canónicos de nuestras letras. Y, a la par, me he detenido en las obras de algunos escritores menos conocidos; entre ellos, los nacidos en el lugar donde yo vine al mundo, Sanlúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz. Y lo hago porque me parece que es una forma de entender mis raíces, de saber el lugar que ocupo en una cadena, de conocer los empeños de otros que me precedieron. Para mí, cobra relieve el tener conciencia de qué me han dejado como herencia cívica y patrimonial los que vivieron en otro tiempo donde yo vivo ahora. Me gusta saber de dónde vengo.

En lo alto de esas pequeñas colinas, en un mar rojo de arena alrededor mío, donde el carmín se reflejaba en el cielo entero y la nostalgia azotaba en cada rincón. Sí, después de 4 años de batallas, fuego, decesos y penurias, ahí estaba yo, buscando comida en lo que alguna vez fue uno de los mejores lugares de todo el sur.

La situación de las mujeres en Irán es lamentabla. La comunidad internacional no hace nada por solucionarlo. Nos lo cuenta Gustavo Gac-Artigas en el artículo "Irán: cuando las mujeres no lloran".

FIRMA INVITADA

Por Eva Losada Casanova

Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.

Una casualidad demasiado sospechosa pide siempre ser interpretada como causalidad. Por ejemplo, la de que el populismo prospere exactamente a la misma velocidad que la cultura desfallece. Sabemos que existe una vieja pugna del arte y del pensamiento con las fuerzas ultraconservadoras, que no es en absoluto privativa de la historia de España, aunque aquí ha resultado especialmente feroz. Basta evocar la cerril proclama de un clérigo servil dirigida a Fernando VII: “Lejos de nosotros, señor…” Y lo que sigue. Aunque sabemos que la cita atribuida no es exacta.

En el vasto universo de las ideas y las corrientes filosóficas que han moldeado nuestra civilización, pocos métodos destacan tanto por su simplicidad y profundidad como la mayéutica. Esta palabra viene del griego “maieutikós” que significa partera o partero. Es decir, hace alusión al acto de parir. En otras palabras, de traer criaturas al mundo.

Con respecto a las manifestaciones maximalistas del Sr. Benítez, que ahora, como una amplia globalidad hispana se nos ha vuelto mahometano ferviente, deseo indicar sin acrimonia:

PLAZA DE GUIPÚZCOA

He visto cosas en Madrid que los donostiarras no creeríais. Cosas más prodigiosas que naves ardiendo cerca de Orión. O rayos cósmicos en la puerta de Tannhäuser.

La flor de cerezo, también llamada «sakura» en japonés, es una flor pequeña con delicados tonos rosados o blancos que se van esparciendo por las ramas de un árbol no muy alto. Estos árboles son originarios de Asia Oriental, y se han cultivado en Japón durante más de mil años. El «sakura» tiene un impacto significativo en la cultura contemporánea de Japón. Se dice, por ejemplo, que los samuráis adoptaron la flor de cerezo como símbolo de su filosofía de vida. Uno de los festivales más famosos de Tokyo, y que atrae a miles de turistas cada año, es el Festival de los Cerezos en Flor.

Según José Manuel Albares, la seguridad y la dignidad nacional están en peligro por las declaraciones del más alto dignatario argentino. El ministro de Asuntos Exteriores ha desencadenado -a instancias de su jefe Pedro Sánchez- una tormenta en una taza de mate, y el triángulo de las Bermudas de esta tragicomedia está integrado por el presidente de la República Argentina, Javier Milei, la esposa del presidente del Gobierno español, Begoña Gómez, y su ilustre marido, que ha aprovechado la coyuntura que le ha servido en bandeja su acérrimo enemigo, Santiago Abascal -experto en proporcionarle balones de oxígeno en momentos delicados- para tratar de mejorar la posición del PSOE con vistas a las elecciones europeas.

El imperialismo español en América, en Asia y en África: responsabilidad histórica individual y colectiva

Hace unos días, en mi cuenta de Instagram, subí un reel con Redemption Song, la enorme canción de Bob Marley & The Wailers, que fue el último corte del album Uprising, producido por Chris Blackwell para Island Records, en 1980, una autentica obra maestra del genio jamaicano; sus versos proceden, en parte, del discurso The Work That Has Been Done, de Marcus Garvey, un influyente líder panafricanista de origen jamaicano, que Marley citó expresamente en el Amandla Festival, en 1979.

FIRMA INVITADA

Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"

A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.