No hay pueblo blanco en Andalucía (España), que no nos sorprenda por su incalculable belleza histórica e cultural, sus tradiciones y costumbres, su gastronomía…, por el encanto natural que prevalece a lo largo de los años y nos enamora haciendo crecer más el interés por descubrirlos, perdernos entre sus empinadas callejuelas y respirar profundamente ese aire puro, en el silencio y en la quietud de sus atardeceres.