Siempre nos acordaremos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) como una mezcla de ideologías, las cuales serían en parte suscitados por Adolf Hitler, un prusiano y pintor que intentaba ganarse la vida vendiendo pequeñas acuarelas. Y cuando el frio le impedía salir a la calle vagaba por los corredores del Museo del palacio de Hamburgo al sentirse fascinado por un conjunto de piezas conocidas como «Las insignias de los Habsburgo» prestaba una especial atención a la «Santa Lanza» que según la leyenda fue la que atravesó el costado de Jesucristo después de que éste expiara en la cruz.