Hermida eds, Madrid, 2019
La palabra, al final, es quien, lógicamente, ha de venir a definir al escritor. Se diría incluso que es su ‘representación’ en la literatura, su propio interior, y, en tal sentido, la obra del autor es-será su legado para la cultura; incluso su definición ontológica. Recuérdese el ser-lenguaje-tiempo como referente hermenéutico.