Pues creo que Joaquín Torra, ese presidente nazi que sufrimos en la tierra de mi madre, debe tener razón. Los españoles tenemos una tara en el ADN que nos hace diferentes. Así que este charnego, hijo de una gerundense y de un almeriense mezclado con valencianos, tiene algo en su ADN que le viene jugando malas pasadas a lo largo de toda su vida. Por lo menos en lo que se refiere a su vocación de periodista. Desde que hacía prácticas en La Voz de Almería se las tuvo que ver con el entonces gobernador civil porque le molestaba que, cada vez que se encontraba en el diario del Movimiento Nacional una información incómoda, iba firmada por Joaquín Abad. Así que cada dos por tres la policía visitaba mi domicilio para indicarme que estaba invitado a seguirles hasta el palacio de la calle Arapiles, donde un señor con bigotito me echaba la bronca en plan cuartelero, amenazas incluidas, que yo me pasaba por el forro porque tenía veinte algo años y entonces era un rebelde que no me controlaba ni mi padre...