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Eduardo Zeind Palafox

31/05/2017@07:04:47

El vulgacho, al oír la palabra “poesía”, imagina magias, inspiraciones y sensiblería, y al oír la palabra “filosofía” imagina vagabundeo intelectual, conjeturas cósmicas y teorías deformadoras. La poesía se ha convertido para mí, que la frecuento diariamente, en instrumento epistemológico, en vía intuitiva, y la filosofía en maquinaria de destrucción de ilusiones, quimeras y laxitudes conceptuales, y también en útil para movilizar lo estático, para silogizar.

No hay libertad absoluta, pero sí grados de libertad. El esclavo con gran imaginación literaria es más libre que el neoyorquino atado a la ambición monetaria. Poetizar lleva a la ataraxia, mas no el acumular riquezas que pueden ser robadas o maltratadas.

Hay, dice Kant, tres tipos de objeciones que todo buscador de verdades conocerá en su andar por el necio mundo, a saber: las dogmáticas, las escépticas y las críticas.