«El último recuerdo emblemático que tengo de la plaza de Armas no es mío. Es uno que no existe, uno inventado e inoculado por mi abuela. La supuesta ceremonia, de la supuesta llegada de la luz eléctrica, instalada supuestamente por mi bisabuelo. Ningún supuesto es comprobable. Salvo la aparición de la luz que es un hecho», señala la autora chilena Nona Fernández sobre el germen de su nuevo libro.