Primeramente, he de decir que, como todas sus temporadas, me parece una genialidad, te tiene en tensión hasta el último instante, y como siempre, te deja con ganas de más y un regusto amargo, un nudo en el estómago que no sabes cómo asumir, un impactante final muy representativo de la frase que dice Tokio: “va a haber jarana”.