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crítica teatral

21/10/2023@16:16:00

Acto I, esto es un poema. Una declaración de principios. Un biopic sin historia. Es Andalucía, es Manhattan, es Carabanchel sin barreras. Es música y es escena, es Cuento de Navidad sin serlo, es Tiny Tim, es performance, es reality show, es la sinrazón a que mi razón se hace, nace, crece y muere.

Año 1600, en Alcalá de Henares. Quisiera contarte limpiamente los hechos. Pero están cargados de violencia, de ensañamiento, de sangre.

Berlín, Berlín, tú conoces los recovecos que llegan al otro lado del muro, los pasadizos que comunican con la zona occidental, Berlín, Berlín, de mi corazón, hay dos “Berlines”, un Berlín de sueños, y un Berlín de realidad despierta, un camino hacia la aventura, una ciudad dividida.

Tú ponte ahí, en tu terreno de juego, yo me pongo en el mío, calentemos, concéntrate, relájate, no vayas a lesionarte antes de tiempo, mide las distancias, sopesa las palabras, dale alas a la imaginación, recuerda los límites del campo y las reglas del juego, sáltatelas, no te persignes, vuelve a empezar siempre que se requiera, recuerda tus derrotas, silba tu canción preferida, si es que la tienes, te reto, pero seamos corteses, démonos la mano, te miro con embeleso, respira hondo, ponte el atuendo adecuado, sueña en paz en la derrota, no te regodees en la victoria, y atraviesa el aire, el humo, la barrera del sonido, escucha cada golpe de la pelota de pin pon, la mesa es nuestro centro, cada bote podría ser un beso, pero confianzas, las justas, escucha el silencio, mi respirar, mi esfuerzo, puede que algún día me convierta en mesa, en red, en pala, en pelota misma, el horizonte es espeso, oye mi corazón, es como el botar de las pelotas sobre el tablero, cómetelas, expúlsalas luego, gira, da vueltas, la pelota está en tu campo, ¿cuántas pelotas hay en este momento? siente el cuerpo, siente El Temblor, el estremecimiento, hay que Quemar las naves, tanto PPPP, tanto caos, copos de nieve convertidos en pelotas de pin pon, piedras de la memoria, resistencia de los cuerpos, yo contigo en tus desvelos, sabiendo tus secretos, no hagas trampas, cuenta los fallos y los aciertos, suspira, respira el humo de los deseos.

¿Cuál es la imagen del instante en que sin darnos cuenta nos enamoramos de la persona que creíamos que sería nuestra pareja para el resto de nuestra vida, o cuál es la primera vez que nos dimos cuenta de que aquel instante cayó difuminado por el tiempo y la convivencia? El amor siempre como tabla de salvación, pero también como fosa común de la lucha entre parejas. El amor como derrumbe y final. El amor como empalizada que construimos entre el nosotros y el yo.

Está claro que el teatro representa la realización de un lenguaje que engloba otros elementos. Así, no podemos hablar solamente de texto, sino también de espacio, de tiempo, de músicas, de atrezo, de vestuario, de iluminación, de imágenes, de danza, de ritmo, de silencios y, por supuesto, de espectadores.

Odissea, nuevo trabajo de Maria Rovira para 8 bailarines, es un viaje que reflexiona sobre nuestra sociedad y sus acontecimientos recientes, sobre las guerras “modernas” y sus consecuencias migratorias. La original pieza no rehúye el dolor ni la tragedia, resaltando imágenes poéticas y bellas en una creación visual llena de ritmo. Odissea habla de sentimientos como la ausencia y la supervivencia”. Así definen su espectáculo la CREA DANCE COMPANY por MARIA ROVIRA. Con música de Eduard Iniesta.

IX Festival Essencia de la Teatralidad

Ya apenas quedan ballenas. Los niños y jóvenes ya no leen tampoco Moby Dick, ni saben que Jonás fue tragado por una ballena, como Pinocho, aunque este les suene algo más y no sepan que, en realidad, en el cuento de Collodi lo que se le tragó fue un tiburón. Y Philip Hoare escribe Leviatán o la ballena, que ganó un premio de literatura de ensayo. Y Whale nation (Nación de ballenas) es un poema del poeta inglés Heathcote Williams. ¡Salven a las ballenas!

Solamente nombrarte ya me produce dolor. Solamente pensarte, casi. Por saberte ahí, instalado en mi frágil cuerpo, aunque aún sea joven, haciendo de las tuyas, que no es otra cosa que venir a molestar.

Hace años se tenía miedo. Los libros eran peligrosos porque contenían ideas. Y algunas veces era peor lo que no se había escrito.

Una mañana fallecí sin darme cuenta. No me atropelló un autobús, ni me tiré por una ventana. Tampoco tuve una enfermedad incurable en su fase final. Me ejecutaron, y con razón.

Érase una vez… una drag queen que se llamaba Luna y trabajaba en Tabú. Podría ser de porcelana, pero los sinsabores de su vida la han hecho hacerse férreamente de piedra y, quizás, de alabastro, porque su entorno le ha hecho mantenerse siempre a la defensiva.

Hace unos días leí el poemario de una amiga y colega, Ana Coque, que se titula “La muerte, un camino hacia la vida” y, hete aquí, que ahora las integrantes de la Compañía Teatro en el Aire, nos ofrecen la premisa en La Cantina.

La comedia famosa de Los tres mayores prodigios, de Pedro Calderón de la Barca, representada en los jardines del Buen Retiro, allá por el año 1636, donde se habilitaron tres escenarios simultáneos para que se desarrollarán tres historias paralelas de personajes mitológicos en tres jornadas.

IX Festival Essencia de la Teatralidad

Una tragicomedia ecosocial. Un alegato para concienciarnos de todos los males que le estamos haciendo al planeta. A nuestro planeta.