Un estigma que queda para siempre
Hay veces que hay que esperar casi toda una vida para encontrar nuestro sitio y, también, poner en el sitio adecuado a otros. Es necesario curar heridas o, al menos, mostrar las cicatrices sin complejos porque ya hemos superado aquellas etapas en las que, principalmente, otros nos hicieron sufrir. Superado es un eufemismo, porque ese estigma queda para siempre.
Las manos hablan, los pies hablan
“Todo lo cría la tierra”, con esta canción y la voz impresionante de Chelo Pantoja se inicia el espectáculo de cante, baile, guitarra, pasión, sentimiento… donde lo distante se acerca, donde se da color a la existencia, a la emoción, al recuerdo.
Somos capaces
Poder hablar de lo que ha sucedido. Poder contar que, una vez, escalando, Manuela Vos realizó un vuelo infinito que la dejó tetrapléjica en una silla de ruedas, pero no impedida. Poder decir que tuvo, y tiene, que solventar numerosas dificultades aún más peligrosas y difíciles que subir una montaña, es ya haber ido ganando competiciones.
Nos estamos quedando sin campo
Estamos en asamblea. Puede que nos equivoquemos, que no sepamos qué hacer, que esto nos sobrepase. Pero hay que poner toda la carne en el asador. Nos estamos quedando sin campo. Se talan árboles y se arrasan campos de cultivo para sembrar plantas fotovoltaicas, instalar molinos eólicos, porque no se atreven a llamarlos de viento, o construir centrales hidroeléctricas.
El mar nunca es pusilánime
El mar siempre es atrayente. Desde la orilla y para surcarlo en busca de otros confines. Ver amanecer en el mar es sentir que la vida está ahí para esperarnos. Nada relaja tanto como el vaivén de las olas vistas desde la playa. Aunque sabemos que, a veces, se torna violento, despiadado, furioso, incontrolable.
La belleza, el arte, la poesía… amenazadas
Cielos se desarrolla en un subterráneo, en un búnker, casi en una alcantarilla. Desde ahí tendrán que desencriptar mensajes amenazantes y terroristas, para impedir una catástrofe a nivel mundial, una debacle con desgraciadas consecuencias.
Un personaje (in)quieto
Un edificio silenciado, un hotel venido a menos, las historias de lo que ocurrió dentro, dormidas. Pero aún se mantiene en pie este viejo personaje de ladrillo y ventanas, el Hotel Mónaco, en la calle Barbieri, en pleno barrio de Chueca.
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Inquieta en su tumba
Hay personajes que se niegan a desaparecer, aunque no hayan tenido una vida excesivamente conocida, mediática o influyente. O también porque, sencillamente, la historia se ha encargado, durante siglos, de ocultarlas, que no supiésemos de ellas, y más tratándose de mujeres empoderadas, con las ideas claras, con la personalidad suficiente para equipararse a los hombres e, incluso, superarlos.
El temor, el miedo, la falta de voluntad
Cada uno tiene su recorrido vital, profesional y personal, que le caracteriza durante años, quizás siempre. Es reconocido por sus ideas inquebrantables, por su ideología y su pensamiento ético o filosófico, por sus acciones coherentes e intachable sentido del pundonor.
Yo también
Atreverse a hablar, a mirar, a verte, más allá de las opiniones sociales que intentarán revertir el acoso al que se han visto sometidas muchas mujeres en su contra, y las tildarán de oportunistas, y serán, a su vez, acusadas y vilipendiadas nuevamente, produciendo un vértigo de dolor, donde vencer es solamente conseguir que te crean.
La verdad duele
Saber el pasado conduce a la verdad. Y es importante saber, aunque la verdad sea dolorosa. Saber de dónde venimos y qué pasó, para no esperar nada después. Para no ir a ningún sitio. Para que todo se mantenga más o menos igual, que no haya cambios, pero conociendo la verdad para no regresar a los malos momentos.
¿Qué hay más vulnerable que mostrarnos desnudos ante los demás? En este caso, no se trata de hacerlo por puro exhibicionismo, sino con la intención de arrancarnos el corazón y mostrárselo a los otros sangrante en nuestra mano. Quizá lo hagamos por el miedo ante la muerte, o por el pánico ante la decrepitud de nuestro cuerpo o nuestra mente: «Sigo trabajando para no perder la razón de puro terror».
Cerrar los ojos y dejarse llevar
Estamos buscando algo que no estaba y, de pronto, está. Alguien lo habrá puesto, pero no hay nadie, nadie pasó por aquí después de nosotros. Aun así, no debemos paralizarnos, aunque las cosas no tengan un porqué.
20 historias por capítulos
Todos tenemos un sueño, cada día, que puede que se alargue durante años y años. Son las ansias por conseguir algo, por triunfar, por agrupar a ciertas personas, por imaginar un mundo idílico donde solo suceda lo mejor de lo mejor.
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