PLAZA DE GUIPÚZCOA
Ya nunca te van a preguntar dónde estabas cuando derribaron las Torres Gemelas. Ahora te preguntarán qué estabas haciendo el día que Tamara dio el “sí quiero” a su churri. Su popularidad crece. A este paso acuñarán una moneda de 3 euros con la efigie de la parejita. La marquesa de Griñón nunca defrauda. Ha rizado el rizo de la vacuidad más sonrojante y nosotros hemos dado el triple salto mortal de la gilipollez.
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Tengo serias dificultades para abrir cualquier tipo de mecanismo. No solo engranajes complejos, sino recipientes domésticos y cotidianos. Lejías, blanqueadores, anti grasas y todo tipo de productos con garantía “triple acción”. Me resulta misión imposible.
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Nadie está preparado para ser el tercer hombre más rico del mundo. Así entiendes que a Jeff Bezos se le vaya la olla. Su último capricho ha sido comprarse un yate de 500 millones de euros y pagarle unas tetas nuevas a su churri. Y si esto no te parece un dispendio exagerado, intenta imaginarte las gilipolleces de nuevo rico que harán el primero y el segundo de la lista Forbes.
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Nadie, ni siquiera Felipe de Borbón, imaginaba que aquella periodista intrépida y desenfadada, llamada Letizia, se convirtiera en una mujer tan vigoréxica, estilosa y sofisticada.
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Te ponen la miel en los labios y te dejan a medias ¿Qué ha pasado con el Tito Berni? Qué más te da, dice Patxiló (cada día menos portavoz y más vocero del PSOE). Somos muy cotillas, tío. Pero hay cosas que no te crees. Yo me niego a creer que Meritxell Batet haya destruido las pruebas del "caso mediador" en el Congreso.
Me está cargando Letizia con tanta posturita. Dirás que lo medular es que cumpla sus obligaciones. Sí, pero a veces las formas importan más que el fondo. Por cierto, a ver si arreglamos esa bronca de enamorados con Felipe, que también va en el sueldo.
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Me gusta comer las lentejas y los garbanzos con tenedor. Después rebaño el agüilla y los restos de verduras con la cuchara. Quizás sea una rareza patológica, pero ya sabes que me acepto como soy.
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Fíjate si está revuelto el patio que, con lo que a mí me mola el cotarro político, acabo de enterarme que en España hay un ministro que se apellida Miñones. No sé en qué país vivo yo o en qué país vive él.
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Estaba previsto celebrar en Gotemburgo el primer campeonato europeo de sexo, pero la Federación Sueca de Deportes ha dicho que el sexo no es un deporte y que nasti de plasti. Que hagan las cochinadas que quieran pero que no utilicen en vano el buen nombre de su chiringuito.
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Me vas a agradecer esta columna. Ayer fue un lunes didáctico. Me lo he currado, pero mereces el esfuerzo recopilatorio que he hecho acerca de los pies. Ya es hora de darle al pie la importancia que tiene.
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No puedo ocultar el cabreo que me he pillado con la coronación de Carlos III. El grotesco ceremonial ha superado todas mis expectativas. Mejor si los Windsor estuvieran calladitos. Para que te quejes del emérito, tío. Soy poco servil con las dinastías y los linajes.
Me parece genial que traigan a San Sebastián uno de los seis ordenadores cuánticos más fabulosos del mundo. Urkullu, que es un político voluntarista (qué miedo) dice que es una gran inversión de futuro para Euskadi. Ojo con el futuro que lo carga el diablo.
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En la última foto que he visto de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, parece que se está dejando bigote. Dirás que es un efecto óptico, vale. Y también mala baba y mala praxis de algún fotógrafo de prensa estreñido, que haberlos, haylos.
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Si escribiera el título de esta columna en inglés, sería otro nivel. Pero también te digo dos cositas: una, me debo a mi público y dos, no hablo inglés. Prefiero hablar solo un idioma con precisión y rigor.
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