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Azucena del Valle

07/06/2024@05:58:00
Ya lo decía el conocido personaje de Goscinny y Uderzo, Obélix: "están locos estos romanos" y más si se dedican a la política. Ahora diríamos que los romanos y las romanas están chiflad@s, baste ir a la Ciudad Eterna para comprobarlo. Allí, como aquí, se habla a gritos, ya sea en el bar, en la intimidad o en las tertulias políticas. El problema es que no escuchamos y algunos no se escuchan ni a sí mismos. Nos lo cuenta Azucena del Valle en su artículo "Gritos o susurros", no confundir con la peli de Ingmar Bergman.

Esta semana viene fuerte Azucena del Valle con el artículo "Mujer florero". Parece que la vida es pura dicotomía, de jóvenes de izquierdas porque tenemos el corazón en el idem y de mayores de derechas y con el sintrom. Ahora aboga por las mujeres floreadas porque se han posicionado mejor que las trabajadoras, ahí tenemos a las vicepresidentas y ministras que no han dado un palo al agua en su vida, mientras las trabajadoras siguen trabajando pico y pala como si fueran obreras de la construcción.

Todos necesitamos hablar solos y si no que se lo digan a Azucena del Valle que su amiga la Puri lo hace discutiendo con las sartenes, nos lo cuenta en "Soliloquiando". Hasta el Pedro Antonio necesita un tiempo de reflexión que no ha sido una novena, como buen católico; sino cinco días, como buen republicano. El quinto día es el de almas del Purgatorio, justo donde está él. Ya nos lo dijo el gran Juan Eslava Galán que "España no es una democracia y que se va a la mierda". Más rápido de lo que creíamos.

Hoy no es para tomárselo a broma. Azucena del Valle nos habla en "Dale con la perseguidora" de un problema muy actual: las enfermedades mentales. Parece ser que a raíz de la pandemia de COVID-19 han aumentado el número de personas con ansiedad y depresión. Un 40 % son menores de 25 años. Tanto estar en casa ha influido en las meninges de los jóvenes. La solución no la sabemos, pero recomendamos ir a bailar un rock and roll en las fiestas de los pueblos. Si el rock no lo puede solucionar, no lo puede solucionar nadie.

Nos cuenta Azucena del Valle en "Vuelta al redil, tía" que la Vani se ha ido a su pueblo abulense a pasar la Semana Santa y que no han podido sacar las procesiones por culpa del Brasero que dio malas nuevas. Por lo menos estuvo calentita en su chiscón pueblerino gracias al otro brasero. Ella sí pudo degustar las torrijas y no como los políticos que las llevan encima. Aquí, no hemos podido comerlas porque tenían un precio tan desorbitado como las ostras con perla. De vuelta a la city, a trabajar que son dos días hasta el verano sahariano que nos espera.

Nuestra Azucena del Valle vuelve a tocar dos temas polémicos en su artículo "¿Mixtos o cerillas?". El primero el de la educación mixta. Los que estudiamos en colegios segregados por sexo teníamos mejores notas que los de los colegios mixtos. Lo sé por experiencia porque cuando en nuestro cole entraron las féminas suspendí seis asignaturas; me pasaba más tiempo mirando a las educandas que a los libros, lo mismo me pasó en la carrera que tardé nueve años en terminarla. Todavía se recuerda este récord en la Facultad de Ciencias de la Información. El otro es el de Koldogate, que no es un dentífrico, y el grupo mixto. Hemos pasado de un presunto gobierno corrupto del PP a otro declarado del PSOE. Entre corruptos anda el juego.

Azucena del Valle saca su parte sentimental en ¡I'M LATE!, ¡I'M LATE!. Parece que su corazón late, late, demasiado deprisa y su mente también. Muchas veces hacemos cosas que no nos gustan o no nos interesan solo por satisfacer a otras personas. Y eso que sus amigos Alberto y José le dan buenos consejos a los que no hace caso. Puri tendría que pasear más y descansar de su agobio. "El corazón tiene razones que la razón ignora", ya lo dijo Blaise Pascal cuando le cayó una manzana en la cabeza cuando se estaba echando la siesta. ¡Oye Puri, ese no fue Pascal sino Newton! ¡Y quien te dice a ti que Pascal no se echaba la siesta! ¡Más siestas y menos trabajar!

Se equivoca la Vani cuando no sabe si las golondrinas regresan a su nido. Regresan siempre, lo malo sería que ese nido ya estuviese vacío. Ese es el riesgo de la inmigración, ahora tan de moda, aunque el visionario Bécquer ya lo vio venir con sus oscuras golondrinas. ¿Y si ellas llegasen con un tatuaje impreso en cierta parte del ala o cómo los marineros que se tatuaban en el pecho un nombre de mujer? Nuestros marinos no son rubios sino morenos y, hasta hace poco, de escasa estatura. Azucena del Valle nos cuenta en ¿Volverán las golondrinas?, la relación entre el tatuaje y la migración. Cien por cien: diezmil, Puri.

Cuenta Azucena del Valle en su artículo "Estar vivo antes de morir" que cada día disfrutamos menos de lo que deberíamos. Vaya que estamos muertos en vida como los de que aquella película "La noche de los muertos vivientes", los políticos y la sociedad juegan tanto con nosotros que no sabemos ni cómo estamos. Así que, menos manifestaciones y más juerga carnavalera en ese lupanar que nos dice la Azu.

Que España es un país de cotillas lo sabe todo el mundo, si no estás enganchado a las programas de Tele 5 lo estás a Facebook, y si te aburres, en el metro o autobús en vez de leer, aplicas la oreja, que es todo un radar para detectar conversaciones que no interesan a nadie. Algunos las tienen más grandes que las de Dumbo. Así, corres el riesgo de descubrir ciertas cosas que te traen al pairo, pero te invitan a reflexionar. Nos lo cuenta con humor Azucena del Valle en "¿Push-up o plana?"

En "Y se fue a por tabaco...", Azucena del Valle sigue a vueltas con los libros de autoayuda, que no ayudan a nadie. Como la sección de libros de Autoayuda suelen estar al lado de los de Automoción yo creía que eran para arreglar solo los coches y ahora me entero que también sirven para los corazones. Su amiga Pilu está en proceso de autorrepararse y redescubrirse. Seguro que lo hará, pero tendrá que tirar de su humor. De momento, les dejo que disfruten de este relato.

A Azucena del Valle le gustan las fiestas más que a un tonto una tiza, nos lo cuenta en "A los tomillos, como Juan el de mi pueblo". Los romanos inventaron eso de Pan y circo y todavía sigue funcionando a base de bien. ¡Que romanos somos! o es que no hemos avanzado náa de náa desde entonces. De jóvenes en el pueblo nos tirábamos a la cucaña como locos para coger el jamón y eso que siempre lo cogía el mismo: el bombero del pueblo de al lado porque practicaba todos los días. A disfrutar de las fiestas populares que cada vez van quedando menos. Nos quedan cada vez menos alegrías.

Para mí Amancio, siempre será aquel extremo diestro del Real Madrid que driblaba como nadie y centraba al área que daba gusto. Para Azucena del Valle, según nos cuenta en "From your Valentine" es el gallego Ortega, que vende como churros sus vestidos por la efeméride del santo, pero quien realmente fue un visionario fue el gallego Pepín Fernández, el que compró el Hotel Florida para instalar su Galerías Preciados y que dejo a Ernest Hemingway sin bar para beberse su botella de whiskey diaria. Fue Pepín el que se sacó de la manga lo del santo enamoradizo y pasan los años y todavía sigue la tradición. ¿Quién lo iba a decir en un país tan laico?

Azucena del Valle se nos ha vuelto canapera. En "Remember Me" se sincera y nos dice que le gusta que la inviten para poder comer el jamón que no puede comer en su casa. Otras canaperas, llevan regalos a las organizadoras para que las sigan invitando a eventos. Y todo para hablar de la imagen que nosotros tenemos de nosotros mismos. Lo peor sería volverse como la madre de Blancanieves que termina por romper el espejo en que se miraba. Mejor ser prudentes y vestir como queramos y no como esas góticas, más que la catedral de León, que dieron el cante ante el hombre más poderoso del mundo.

En esta ocasión, Azucena del Valle nos habla en ¡366 oportunidades! del mal fario de los años bisiestos, que suelen coincidir con los Juegos Olímpicos. Como bien dice la autora abulense, es un día más de oportunidades. Mi última tía nació un 29 de febrero, evidentemente de año bisiesto, y lo celebrábamos un día después porque decía que hacerlo antes traía mala suerte y que cada santo o cumpleaños tiene su novena. Murió la tía Teófila con 23 años y llegó un día en que sus hijas y sobrinos teníamos más años que ella porque ella solo contabilizaban los que cumplía el 29 de febrero. Estuvo joven toda su vida hasta que el alzheimer acabó con ella. ¡Hasta los más grandes tienen su final, pero el suyo fue feliz! Lo mismo deseamos a nuestra Azu y a todos sus lectores, que son legión, para este año.