Este pasado 15 mayo, festividad de san Isidro, se cumplieron veinticinco años del fallecimiento en Madrid de Gastón Baquero, uno de los más grandes poetas de la lengua española del s. XX. Como sucedió en aquel homenaje en el Círculo de Bellas Artes, unos cuantos días antes de su muerte y con el protagonista yaciente ya en el hospital, cuando Araceli González Campa y Pepe Sacristán nos desentrañaron, en un memorable y vibrante recital, sus frondosos y apabullantes versos, a la conmemoración de este vigésimo quinto año de su fallecimiento, el pasado viernes veinte, en la Biblioteca Elena Fortún, de Madrid, también acudimos un parco número de personas y no se me alcanza cuantas teníamos algún conocimiento previo de su majestuoso verbo, salvo, claro es, los meritorios —más si cabe, ante la notoria cuanto vergonzosa escasez de público— ponentes del acto: el escritor tinerfeño Alberto Linares, los poetas cubanos Felipe Lázaro y León de la Hoz, y el profesor Pío E. Serrano.