Acabo de enterarme de la muerte de Alexis Ravelo. A él se le ha parado el corazón, a mí me ha dado un vuelco. Debo ser un sentimental porque mientras escribo este obituario tengo los ojos empañados por las lágrimas. Si hace unos meses fue Domingo Villar el que nos dejó, ahora es Alexis el que deja huérfana a la novela negra hispana. Lo digo como fan suyo que soy. Tengo a mi lado, en la estantería donde pongo mis libros favoritos, dos novelas suyas: “La estrategia del pekinés” y “Las flores no sangran”, son las novelas con las que le descubrí.