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artículo literario

25/12/2023@15:15:00

Fernando de Villena (Granada, 1956), poeta, novelista, profesor de literatura, autor de estudios literarios, miembro fundador del Salón de Independientes, tiene una personalidad y una obra caracterizadas por una gracia innata, por la singularidad, por la divergencia, por el misterio.

Decir Berlín, decir Buenos Aires; Saúl Sosnowski, Paradiso, 2020, 126 páginas
El país que ahora llamaban suyo; Saúl Sosnowski, Paradiso, 2021, 126 páginas
Etimológicamente, diáspora proviene en forma directa de la palabra griega diasporá: dispersión; un concepto que remite, en términos generales, al abandono de grupos étnicos y/o religiosos de su lugar de origen y, particularmente, al exilio del pueblo judío fuera del territorio de Israel y su posterior disgregación por el mundo.

Marcelo Rubio (Buenos Aires, 1966) se ha erigido en una de las voces más singulares en el panorama de la narrativa argentina contemporánea. Un somero análisis de tres de las novelas que forman parte de su obra darán holgada cuenta de ello: El Cristo roto (También el caracol, 2019), La leyenda del santo volador (Omashu, 2022), El llovedor (También el caracol, 2023).

Así se podría sin ninguna duda explicar la última aportación de la escritora Ana María Briongos que es fruto de una larga vida. En esta obra Ana María ha querido acordarse no solo de su familia, sino de toda una generación la cual le ha acompañado desde el primer momento…. En su "Mi Cuaderno Morado. El viaje más largo"… Ana María realiza un recorrido por esa España que le tocó vivir acompañada siempre de la curiosidad y de la humanidad como muy bien describe en sus páginas… Ese Viaje más Largo el subtítulo de la obra se ve acompañado de toda una serie de personas quLe directa o indirectamente han estado a su lado y parece que lo han estado en el momento en que lo tuvieron que estar.

GONZALO TORRENTE BALLESTER
Tal como el propio Torrente Ballester asume en Los cuadernos de un vate vago (Plaza & Janes, Barcelona, 1984; se cita por esa edición), la idea general de La saga/fuga de J.B. (1972; Destino, Barcelona, sexta edición, 1991; se cita por esta edición) se arraiga, en principio, en su “deseo de escaparme del realismo mostrenco en que he caído” (p. 79), en clara referencia a la trilogía Los gozos y las sombras (El señor llega, 1959; Donde da la vuelta el aire, 1960; La Pascua triste, 1962).

En cuanto se divulgaron las primeras atrocidades de esta nueva guerra, todos los teletipos de agencia mencionaban que habían estallado durante la última madrugada de Sucot. Sabía que se trataba de la fiesta hebrea de las cabañuelas o de los tabernáculos, como se traduce al español en la Biblia, pero ignoraba su duración y otros detalles en los que me sumergí con tal de huir del espanto.

En medio del marasmo reinante, me encuentro con una noticia saludable: unos elcheros lanzan con éxito, desde Huelva, un cohete —encima, llamado Miura, en honor de la ganadería de don Eduardo—, totalmente fabricado en Teruel —esa provincia hasta hace nada quejicosa de su inexistencia—, y primero de una camada, cuyo quinto novillo está previsto que pueda situar un satélite en órbita. No sé qué dirán los animalistas, los veganos y las otras congregaciones anejas, tan susceptibles a cualquier mención taurina como devotos de los bichos en general, al punto que serían capaces de comerse a besos al alien de Ridley Scott, pero a mí, este acontecimiento —nombre del proyectil incluido—, me provoca una reconfortadora sonrisa y me suscita una pizca de patriotismo, hoy, tan desdeñado.

En París y por aquellos días, solo ejercía de flâneur (de paseante, digamos) durante las tardes. Por la mañana, mi trabajo académico consistía en abrir surcos en el campo de la autobiografía literaria. Al mediodía francés –entendiendo por tal las doce de la mañana-, cumplía con la pausa laboral y con la sacrosanta costumbre de un demi de cerveza, o sea, de una caña a palo seco, sin tapa, para entendernos. Frente a mi lugar de trabajo, una pequeña plaza, uno de esos remansos que sirven de oasis al ciudadano, y un bistrot de los “de toda la vida”. Ese día que rememoro, me encontré a Jorge Semprún, café en mano. Cruzamos la mirada, pero la desvié rápido porque suponía que no se acordaría de nuestro encuentro en España un par de años antes. Sabía de su memoria de elefante, pero no hasta el extremo de saludarme por mi nombre. Con la curiosidad que le caracterizaba, me preguntó por mis andanzas parisinas y, al enterarse de que me movía por los territorios autobiográficos y, en concreto, por la literatura concentracionaria, me recomendó, con la pasión del gran lector que era, una novela de la que, hasta ese momento, solo conocía su título. (Recuerdo ahora su consejo literario que leí, emocionado, en mi habitación del Colegio de España, alzando la vista de vez en cuando hacia los árboles que la rodean en la Cité Universitaire: La peau et les os (La piel y los huesos,1949), la novela de Georges Hyvernaud.

A veces, colaborar con una editorial te brinda la oportunidad de realizar algo verdaderamente gozoso; acaba de sucederme. Con la inestimable participación de Ana Fernández y del profesor Davide Mombelli hemos editado en Drácena los relatos dispersos y extraviados de Valle-Inclán bajo el título de Jardín peregrino. Permitanme no solo anunciárselo sino presumir de haber contribuido a esta notable edición, cuyo fin es abrochar la bibliografía vallinclaniana, pues unas obras completas por una razón, y las siguientes, por otras distintas, ninguna recogía, amén de los títulos fundamentales de don Ramón, esta docena de cuentos más esas cuatro novelas cortas, rematadas con la póstuma: El trueno dorado (1936). Aunque cuanto digo, no obsta para que alguna o varias de estas piezas aparezcan en esta o en aquella otra opera omnia, pero nunca todas reunidas como hemos conseguido sumar en este volumen.

Sin pretenderlo me hallaba ante el televisor viendo Un hombre para la eternidad (1966). Recordaba haberla disfrutado hace décadas, en el cine de mi pueblo, seguramente en sesión doble, y que era una película de Fred Zinnemann, a quien debemos también la excepcional Solo ante el peligro (1952); con la que ineludiblemente guarda enormes concomitancias, porque en ambos films su protagonista —sea el marshall Will Kane en el western o sea Tomás Moro en esta recreación histórica— opta, contra los ruegos de todos cuantos le rodean, por una decisión sumamente arriesgada; incluso fatídica para el santo católico —y muy posteriormente, también anglicano—.

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra
El extraordinario historiador José Cabello Núñez, secretario de la Asociación Provincial Sevillana de Cronistas e Investigadores Locales, archivero del Archivo Municipal de La Puebla de Cazalla, autor de los excelentes trabajos, por ejemplo: «Hallados dos documentos inéditos sobre la labor recaudadora de Cervantes» (2018); «Nuevos documentos para la biografía de Miguel de Cervantes Saavedra, un comisario real de abastos en los antiguos Reinos de Jaén y Sevilla (1592-1593)», (2016); «Miguel de Cervantes, comisario del Rey en Andalucía: nuevas aportaciones documentales para su biografía», (2015-2016); «Miguel de Cervantes, un comisario real de abastos en La Puebla de Cazalla: documentos inéditos sobre el abastecimiento de la Armada de Felipe II y la Flota de la Carrera de Indias», en Trigo y aceite para la Armada. El Comisario Miguel de Cervantes en el Reino de Sevilla, 1587-1593 (2015); y «Miguel de Cervantes en La Puebla de Cazalla: un nuevo e inédito documento cervantino lo acredita» (2014), y magnífico documentalista-, quien hasta ahora descubrió 33 nuevos documentos sobre el glorioso Manco-, halló dos nuevas perlas documentales, guardadas en el Archivo General de Indias de Sevilla y en el Archivo Municipal de Aznalcázar, sobra la visita del autor del Quijote a Aznalcázar entre los meses de julio y octubre 1593, municipio de la provincia de Sevilla.

Algo alejado de nuestra historia, nuestros mitos y nuestras leyendas, así es como ven muchos lectores de este país la literatura fantástica. No ha calado tan hondo como en las naciones anglosajonas, donde sus autores gozan de prestigio mundial y usan sus propias mitologías. Aquí la magia de las grandes sagas sufre el atropello del realismo; se da la espalda a una larga tradición mitológica de origen celta, relegada al olvido. No en vano nuestro principal cantar épico, el Mío Cid, es considerado el más verista de toda Europa.

Palabras y más palabras: la palabra proferida, la silenciada, la palabra traducida y la interpretada. Esa palabra que nos ahoga…

«Oh dulce España, patria querida»,
Miguel de Cervantes Saavedra

La Biblia, modelo de estructura organizativa del Quijote; y Catalina de Salazar y Palacios, amor del famoso Manco y su fuente de inspiración humana
La Biblia,- traducida a 450 lenguas de forma completa y más de 2000 de forma parcial, cuyo autor es el Señor Dios majestuoso y poderoso, es parte de Don Quijote de la Mancha (1605 & 1615),-traducido 1.140 veces a unas 190 lenguas y dialectos,-de la brillante pluma de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), héroe de la Batalla de Lepanto (1571), ejemplar esclavo en Argel (1575-1580), y permanente leyente de las verdaderas riquezas del Viejo y Nuevo Testamento, para quien Jesucristo fue «Dios y hombre verdadero» (Quijote, II-XXVII), y cuyo deseo se hizo realidad: «a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca» (Q, III-II).

Pelo trenzado y recogido, como cuadra a las casadas. Sombrero terciado a la valona. La mirada firme, profunda, inteligente y seductora. En el retrato que le pinta Clouet tiene treinta y nueve años. No lo aparenta. Todo lo dice con el lorito amazónico que sostiene sobre su índice. ¿Dónde apunta? A esos otros nuevos mundos que abren las nuevas ideas. El pensamiento de Erasmo, la mística de Hildegard von Bingen, la ironía de Rabelais.