«Tan lejos, tan cerca de nosotros y contemplando el Firmamento a muchos kilómetros de distancia se hallan pueblos enteros que como dijo el clásico: ‹¡Han sido abandonados de la mano de Dios!› Las palabras del explorador y naturalista francés Théodore Monod nos sirven como una brevísima introducción para el conocimiento de este pueblo: «Tuve la suerte de encontrar el desierto, ese filtro, ese revelador. Me ha moldeado, me ha enseñado la existencia. Es hermoso, no miente, es limpio. Por eso debe abordarse con respeto».