Quizás lo que diferencia a Cabeza de Vaca del resto de los protagonistas del descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo fue su percepción del mundo indígena. Y ello a pesar de su personal peripecia o tal vez por ella, pues arribó a las costas de Florida como conquistador y concluyó en prisionero y esclavo, sufriendo inauditas penurias en sus manos, hasta que su liderazgo y carisma lo aupó a una posición semi-sagrada de sanador, hombre enviado y gran chamán de las tribus que poblaban el sur de los actuales EE.UU. y norte y centro de México.