www.todoliteratura.es

a

22/07/2024@06:46:00

Suspiró antes de descolgarlo de la percha. Al pasar la mano por el encaje provocaba un crujido suave y silbante. Sabía que podría habituarse al lujo con asombrosa rapidez. Como la suite que le habían adjudicado. Enorme y luminosa. En un lugar así tenía que resultar agradable hacer el amor. Aunque fuera por interés. El interés siempre estaba presente en el intercambio sexual.

En el ocaso de la vida, ahí, en el frío suelo, ante la mirada lacónica de mi estirpe, escuché más gemidos y más lamentos... ella también había partido. Atónito, con los últimos de mis alientos, escuchaba como si me alejara, como si rápido caminara y los sonidos e imágenes fueran menos diáfanas.