Por José María Guelbenzu
El esperado era el primer libro de una trilogía proyectada para desarrollarse en el tiempo; en consecuencia, la novela presentaba una serie de líneas abiertas que deberían de permitir su continuidad en los dos libros siguientes, pero estos nunca se llegaron a escribir. Así, la novela quedó a la expectativa, como una serpiente que alza la cabeza para dejarse ver, pero mantiene el cuerpo enrollado sobre sí misma a la espera de cumplir con su acción.