Olvidemos por un momento lo que sabemos de estar recluidos en una ciudad occidental en el siglo XXI. Olvidemos que existe Movistar, internet, el Aire Acondicionado, WhatsApp, o las plataformas de cine y documentales. Hace 150 años viajar por placer, o por simple curiosidad, solo era propio de aventureros, o de “mujeres irresponsables”. Las hubo, incluso, que viajaron más allá de lo que se consideraba una escapada recomendable y segura a destinos que no se incluían en esta clasificación viajera.