“Pretendo abrir las mentes hacia lo diferente”
Hubo un tiempo, no muy lejano, en que las estrellas del cielo se apagaron y tomaron un color amarillo desvaído. Esas estrellas cayeron a la Tierra y se depositaron en las chaquetas de millones de personas que, posteriormente, fueron confinadas en campos de concentración o de exterminio. Las estrellas más pequeñas se prendieron de la ropa de los niños. Y de dos de esos niños trata la última novela del escritor Mario Escobar, “Los niños de la estrella amarilla”. Una historia para personas sensibles que se avergüenzan de la falta de humanidad de los seres repugnantes que perpetraron una de las mayores atrocidades conocidas.