Escribía Luis Cernuda en Ocnos, su conjunto de prosas poéticas autobiográficas: "Le gustaba al niño ir siguiendo paciente, día tras día, el brotar oscuro de las plantas y de las flores. La aparición de una hoja, plegada aún y apenas visible su verde traslúcido junto al tallo donde ayer no estaba, le llenaba de asombro, y con ojos atentos, durante largo rato, quería sorprender su movimiento, su crecimiento invisible."