Biblioteca Castro, Madrid, 2020.
10/04/2020@07:00:00
Uno de los mayores (y mejores) ingredientes de la literatura ha sido siempre la imaginación. Añadido en una dosis apropiada (comedida, para que el sabor de la lectura no edulcore en exceso o enrede y entorpezca) el resultado de lo saboreado puede resultar una exquisitez. Más si el cocinero, para el caso el autor, pone todo el amor necesario -y algo más- en la elaboración de su plato.