19/12/2021@08:20:12
Cuando a finales de 1996 mi amigo Julen agonizaba en un hospital de Bilbao donde había ingresado por complicaciones derivadas del VIH, tuve la certeza de que todo aquello que habíamos vivido en el pueblo, lo del caballo, la kale-borroka, el rock radical, debía ser contado para no repetir los mismos errores. Julen apenas podía hablar, se ahogaba. Él no me dijo lo de escribir, no se le habría ocurrido. Él dijo lo de las películas.