Luz Gabás tiene un apego muy fuerte a la tierra y lo muestra en el paisaje emocional que crea como escenario de sus novelas. Sus obras siempre reflejan el espíritu del Romanticismo como actitud vital, como afirmación del individualismo, del deseo de libertad e identificación con el paisaje, con la tierra propia. En "El latido de la tierra" este espíritu aparece más que en cualquiera de sus obras anteriores.