El profesor y traductor Carlos Villar Flor ha realizado una introducción crítica de la novela donde desmenuza de manera muy brillante el genio literario de Waugh, Gabriel Insausti ha colaborado en la traducción y Villar Flor ha escrito un extenso trabajo donde trata el contexto histórico y biográfico del autor. En especial de los años 1943 al 1945 cuando el escritor estuvo destinado en Italia y la antigua Yugoslavia como capitán del ejército británico.
Dicha introducción hace hincapié en las similitudes entre el protagonista, Guy Crouchback, y el propio Waugh. Éste se ha valido de él para contar una guerra que le marcó significativamente y como él mismo reconoce “mi vida terminó con la guerra”. El texto está anotado profusamente, lo cual hace que el lector, apoyado por dichas notas, pueda comprender mejor el contexto cultural, histórico y literario de la obra.
Evelyn Waugh es un autor que interesa al lector español, prueba de ello son las numerosas reediciones de sus obras. La que hoy comentamos es una obra fundamental para entender la última parte de la Segunda Guerra Mundial, en la que participó de una manera un tanto tangencial debido a su edad, pasaba la cuarentena, y no consiguió que le diesen mando directo en la unidades bélicas, tuvo que conformarse con hacer labores de aprovisionamiento e inteligencia, lo cual le dolió sobre manera.
Su mundo es un mundo aristocrático. Amigo de personajes eminentes, como el hijo de Winston Churchill, su relato de la guerra lo hace desde esa perspectiva. Para él, son más importantes las formas que el fondo, aunque se dio cuenta de muchas cosas que no se dieron cuenta los estadistas y políticos. Sobre todo, británicos y americanos que fueron vencidos estratégicamente por los soviéticos.
Durante el período que trata en esta obra, escribió su conocida novela
Retorno a Brideshead, y
Rendición incondicional tiene mucho de ella: personajes similares, al igual que situaciones. El mundo donde se desenvolvía es el de una aristocracia media que hacía su vida en los clubes privados y donde la misoginia marca a muchos de los protagonistas de la obra, incluido al protagonista principal.
Es la obra más claramente política de Waugh, como señala el prologuista al comienzo de la introducción y se muestra claramente crítico con las decisiones militares que tuvo que vivir y políticas, sobre todo políticas. Errores como los de Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt respecto a Josep Stalin tuvieron como consecuencia la caída de la antigua Yugoeslavia en la órbita soviética, alejada de toda democracia. El mariscal Tito jugó con los aliados a su antojo y consiguió grandes beneficios armamentísticos y de suministro para luego traicionar a los aliados y caer en los brazos soviéticos.
Waugh estuvo destinado en Croacia durante la última fase de la guerra y fue testigo de la errática política de Roosevelt y Churchill. Él vio como Tito y sus partisanos fueron ahogando a los chetniks hasta que consiguieron su desaparición. Los chetniks propugnaba la democracia y el regreso a la monarquía y Tito les hizo la vida imposible hasta que consiguió eliminarlos quedando sus partisanos como únicos resistentes al nazismo, cuando esto no fue así.
El autor se muestra decididamente crítico y lo hace con una ironía fina, no exenta de un cierto resquemor, ya que siempre se consideró mal tratado. Sus incisivos informes fueron aparcados en los cajones más escondidos de una férrea burocracia y él se venga con la publicación de esta obra en 1961. Bastantes años después de terminada la guerra continuaba analizando lo que había vivido y cómo, a su modo de ver, se tendrían que haber hecho ciertas cosas que luego pagaron durante muchos años los habitantes de ese país.
Como he señalado más arriba, su mundo es aristocrático, es un mundo victoriano lleno de personajes rutilantes y, a la vez, excéntricos. Su profunda creencia católica le lleva a mostrarse como un caballero andante, un quijote donde son más importante las convicciones ideológicas que las necesidades perentorias, que en la guerra eran las que más acuciaban. No le importa el presente, no le importa lo que va a ser de él. Le importa que lo que hace sea correcto moral y personalmente.
Crouchback es el verdadero trasunto de Waugh, aún cambiando ciertas experiencias personales. El protagonista no es escritor, pero sí un rentista que malvive de sus pensiones y posesiones familiares. La trama principal de la novela es la historia de ese capitán británico que no consigue mando en tropa, pero hay numerosas sub tramas que van enriqueciendo el mundo decimonónico de Waugh. Su ex mujer, sus compañeros de armas que sobrevivieron al desembarco de Creta, entran y salen de la novela a conveniencia del escritor y dan una pátina de cruda realidad a un relato que no se parece en nada a la típica literatura que se ha escrito sobre la Segunda Guerra Mundial.
Su mundo es diferente, ni mejor ni peor, se concentra en acciones militares secundarias y en la vida en la retaguardia. Y ese es su principal valor porque hace que conozcamos esa otra vida que se desenvuelve entre penurias alimenticias y personales. La vida en Londres, en los pueblos de la campiña británica o la vida de los desplazados judíos en Croacia son tratados con su hábil pluma, mostrando esa realidad mísera del día a día. El protagonista, al igual que el autor, se preocupó por esos colectivos que sufrían penurias y a los que quiso ayudar y lo consiguió.
Porque el personaje central es ante todo una persona buena, que salta ante la injusticia y los errores de los políticos. Waugh, en su última obra de ficción, hace un retrato fidedigno de la otra realidad, la que nadie quiere ver pero está ahí. Lo consigue plenamente y demuestra que es un autor que sigue la estela de los grandes novelistas rusos y universales. Justo lo que es él, un gran autor universal.
Puede comprar el libro en: