El capitán Arturo Andrade, miembro del SIAEM (Sección de Información del Alto Estado Mayor), es destinado a Pueblo Adentro, una aldea a pocos kilómetros de su Badajoz natal y centro de la resistencia anarquista extremeña. Incapaz de hacer las paces con los demonios del pasado, tendrá que investigar el misterioso asesinato de una niña. Pero el cadáver de la pequeña no es más que la punta del iceberg que lleva a las más altas esferas del régimen, en el que trabajan hombres dispuestos a todo para cumplir los peculiares deseos de algunos poderosos.
Andrade y su amigo Manolete, antiguo compañero de armas en la División Azul, cruzarán sus caminos con el honor del anarquista Ventura Rodríguez y de su familia, en una carrera contrarreloj para salvar la vida de una niña desaparecida y descubrir la verdad.
Soles negros nos traslada del Berlín de 1945 en el que transcurría la entrega anterior, a la España de la posguerra, para investigar la muerte de una niña. A partir de aquí, nos encontramos con una trama poderosa a la vez que brutal que va desgranando poco a poco las circunstancias que llevaron al asesinato de la joven, con una tensión que logra mantenerse a lo largo de toda la investigación con pocos instantes de descanso.
Así, según avanza la trama, nos vamos adentrando en una de las facetas más oscuras del régimen de Franco: el robo de niños a prisioneras republicanas y su posterior venta a familias afines al régimen. Con toda su infraestructura y los respectivos altos cargos implicados. Además, Ignacio del Valle pone voz a una de las niñas que sufrió tal destino de manos del Auxilio Social y, cuando el autor se mete en la piel de la niña, crea los mejores pasajes que podemos encontrar en esta novela.
Por otro lado, esa atmósfera tan negra se puede apreciar a lo largo de todas las páginas de Soles negros. Es otro de los principales puntos de esta novela. Y combinada con el estilo tan visual, directo y descarnado de Ignacio del Valle (tan adecuado para los hechos que narra en esta novela) da lugar a un resultado brillante, al que también hemos de añadir la evolución del personaje de Arturo Andrade y las reminiscencias que experimenta de su pasado al volver tan cerca de la tierra que le vio nacer.
En definitiva, Ignacio del Valle vuelve a demostrar en Soles negros por qué ocupa un lugar privilegiado en la novela negra española con una historia de excelentes trama y ambientación.
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