“Quise contar la historia desde el punto de vista de esos adolecentes porque lo que llamamos realidad, en ocasiones no es muy real. Todos ellos tienen visiones diferentes, incluso, contradictorias de un mismo hecho. Nuestros recuerdos hacen que inventemos la historia de uno mismo siendo nosotros los buenos”, explica el escritor peruano en la entrevista que mantuvimos en la sede madrileña de su editorial en un mediodía invernal y oscuro como la portada de su libro.
Además, el punto donde comienza a escribir sobre esos jóvenes es “cuando los adolescentes tienen que decidir quiénes son, en el momento en que se desarrolla su identidad, los gustos y la personalidad y lo único que tienen para hacerlo es lo que han visto en casa. El padre es el modelo que tienen para ser un hombre, para lo bueno y para lo malo. Por eso todos tenemos esos conflictos y los personajes de la novela también los tienen, entre lo que son y lo que quieren ser”, señala el autor. Una de las carencias de estos protagonistas es la ausencia de sus padres, lo cual les lleva, sobre todo en el caso de Manu, hasta un extremo violento y destructivo.
Santiago Roncagliolo siempre escribe sobre la novela negra, sobre el thriller o sobre el humor negro. “Me obsesionan mucho nuestros miedos, nuestras zonas oscuras, nuestros temores y quizá porque crecí en una sociedad que tenía muchos miedos: bombas, apagones y decidí esta vez, por primera vez, mis vivencias personales, mis memorias y escribir sobre mi adolescencia. Aquella parte de mi vida tenía mucha violencia y por eso la novela también la tiene”, recuerda. Y más ahora que ha llegado a la mediana edad. “Miras para atrás y ves que, probablemente, hayas vivido más de lo que te queda de vida y eso te hace reflexionar sobre la vida pasada”, apunta.
“La sociedad peruana de los ochenta y noventa era una sociedad en guerra donde había mucha violencia, muchas explosiones. Pero, además, salvando las distancias, me recuerda a la sociedad europea. El barrio donde viven los protagonistas es el barrio pijo de Lima. La violencia se iba filtrando en el bario. Y lo mismo ocurre en Europa. Yo creo que Europa es el barrio pijo del mundo y por mucho que levanta barreras, muros, alambradas de espinas, la guerra que la rodea se va filtrando. Nunca escapas totalmente de la violencia te guarezcas como te guarezcas”, desgrana el escritor limeño.
Para Santiago Roncagliolo la violencia es mucho más masculina que femenina. Hay muchos más asesinos en serie que asesinas en serie y con los abusadores de menores suele pasar lo mismo. “En una sociedad violenta la manera de ostentar poder es alardear de la sexualidad. En el caso de la adolescencia es mucho más palpable”, razona con precisión.
“El solo hecho de que exista una palabra como bullying dice mucho de la sociedad porque en mi infancia esos hechos los veía todo el mundo como normales. Hay mucha más conciencia sobre ello pero creo que estos problemas nunca dejarán de ocurrir porque, al fin y al cabo, estos problemas son relaciones de poder”, analiza el escritor peruano.
Los cuatro jóvenes estudiantes problemáticos de la Lima de 1992 aprecian la realidad de modos distintos.”En cada uno de los protagonistas predomina un aspecto. En Manu predomina la ira, en Carlos la razón, en Beto el amor y en Moco la tristeza. Esas son las razones que hacen las cosas. Así vemos cómo en situaciones extremas van a predominar las distintas facetas de cada uno”, puntualiza el escritor afincado en Barcelona.
Los cuatro protagonistas tienen elementos del propio autor. “Yo mismo estoy repartido entre todos. Cuando salía a ligar, me vestía como Carlos. Era un fanático del cine como Moco y como él, mi primer trabajo fue vender películas porno. Cuando era un violento era como Manu. Y como Beto, me refugiaba en la biblioteca. Todos los raros terminábamos allí escondidos de los violentos”, desgrana el escritor y periodista peruano en la entrevista que mantuvimos alrededor de una taza de café y añade: “mi novela es un homenaje a los raros, a los perdedores, siempre me han gustado los perdedores, los derrotados por la vida.
Santiago Roncagliolo tiene una visión muy clara de lo que es escribir una novela. “Es como un retrato de la realidad al que se le da un martillazo. Cuando se tienen todas las piezas desperdigadas hay que reordenarlas y que tenga un cierto sentido. Eso es lo que he hecho yo en "La noche de los alfileres”, nos devela el novelista. Aquí se le nota su gusto por el humor, sobre todo negro. “Los latinoamericanos se ríen más que los europeos y nuestro humor es más negro”, comenta.
“Hay algo fascinante de escribir y es la capacidad de ser otras personas, incluso monstruos. Tengo verdadera debilidad por ellos, ya que tienen una ternura escondida que no muestran”, sugiere el autor. También reconoce su debilidad por escribir novela negra. “Es el retrato popular de cada país. Se tratan los lados más oscuros de la sociedad y yo soy un autor de los lados oscuros, de las profundidades y de las cavernas”, concluye el autor peruano con una sonrisa en los labios que no dejado en ningún momento.
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