Pero es aquí, en las tradiciones de la ciudad eterna donde reside la esencia. En estas historias romanas, vaticanas y en sus dos protagonistas, Marcus, un sacerdote penitenciario con amnesia acogido como detective teológico, y Sandra, fotógrafa forense, capaz de encontrar la anomalía entre sus imágenes. Solo nos falta un asesino en serie con sus eclécticos medios y con un pasado criminal de varios tomos, con métodos tan diversos, que serán sus pequeñas diferencias las que marcaran el destino final. Queda por hablar del maestro de Marcus, Clemente, su creador quien le arrastrara hacia las cloacas vaticanas para enseñarle que, como contrapeso, para que el bien exista es necesario y obligatoria la existencia del mal.
En El cazador de la oscuridad Carrisi abunda en el interés que da su terna protagonista encabezada por Marcus quien ante la incapacidad de encontrarse a sí mismo se ve obligado a localizar el mal, aunque no queda demasiado claro si es para protegerlo o abolirlo. Su obediencia estricta así se lo exige, sin razones ni porqués . De hecho, ni él mismo sabe la razón de esa búsqueda, no lo recuerda: despertó del coma sin memoria en un hospital de Praga y tuvo que confiar en el otro penitenciario, el padre Clemente, quien le filtra con cuentagotas la información necesaria sobre cada una de sus misiones.
Sandra hará que la historia pendule sobre ella: una fotógrafa forense que se pringa, que se moja, que ataca e incluso provoca suicidios cuando tensa la cuerda. Las anomalías a dúo afloraran a la superficie de ese pantano de babas densas, bilis marrones y heces seculares donde están anidadas como serpientes emponzoñadas, porque en las anomalías se encuentra el mal. Y un penitenciario sin pasado es el único capaz de meterse hasta las narices en ese fango, sin recompensa y sin futuro.
Dan Brown, Ken Follett e incluso el fallecido Umberto Eco salen de entre las catacumbas vaticanas para mostrarnos sus imagen. Incluso Ruiz Zafón con su estilo gótico firmaría algunos capítulos de esta obra.
Novela densa e inquietante que aporta ese plus más que el lector de thriller exigente busca. El cazador de la oscuridad es el mejor thriller de este comienzo de año, una noir muy intensa y con Una formidable perspectiva psicológica. Una obra con una traducción ad hoc unida a una intriga envolvente que solo notamos cuando no podemos respirar, cuando sentimos al cazador de la oscuridad latir en nuestras sienes.
Puedes comprar el libro en: