Entre los hechos que le definieron como persona y como autor destacan su primer viaje en barco, la escala en la Habana que le deparó una noche alucinante, el influjo de la fiesta, su interés por ambientes e historias familiares, la escritura de sus novelas durante el extenso exilio europeo, su pasión por las zonas oscuras y los seres excéntricos.
Estructurada en cinco relatos a los que acompaña una conversación con Carlos Monsiváis, Sergio Pitol demuestra ser hijo de todo lo que ha visto y lo que ha soñado, pero también de la misma literatura. A lo largo de estas memorias y durante cada una de las etapas de su vida, nos relata quiénes fueron los escritores y los relatos que más le influenciaron tanto por su contenido como por las innovaciones literarias que surgían en cada uno de ellos. De este modo, podemos apreciar las influencias de la literatura rusa, especialmente de Chéjov y su nuevo estilo en el que empezaba las obras con una acción avanzada para llegar a un final abierto y oscuro que lo dejaba todo a la mente del lector, o las innovaciones que poco a poco iban ganado terreno en la literatura latinoamericana del siglo XX.
Además de las influencias literarias que han afectado a todas sus obras, Sergio Pitol también nos muestra las principales líneas que definen su estilo. Como unos de los varios elementos principales destacan la combinación de la parodia con la extravagancia o la gran importancia que le da al instinto, pese a que éste algunas veces nos pueda fallar dando lugar a composiciones que, si leemos pasados unos meses, nos da vergüenza haber redactado. El instinto es lo que permite la innovación a los autores y salirse de las reglas no escritas que aparecen en cualquier composición literaria.
Una de las reglas que el autor acepta es la regla de Gide: “No aprovecharse nunca del impulso adquirido”. Lamentablemente es algo que hacen muchos de los autores actuales: cuando un libro ha sido un éxito de ventas, se aprovechan del tirón para vender una segunda parte o algún libro relacionado con el primero y que suele ser una porquería, literariamente hablando, pero que todo el mundo compra pensando que va a ser, al menos, tan buena como la anterior. De este modo, Sergio Pitol se pone claramente en contra de los relatos comerciales. Incluso él mismo se negó a publicar uno de sus relatos pese a las generosas ofertas de numerosas editoriales debido a que a él no terminaba de convencerle.
También asistimos al proceso de creación literaria de este autor y vemos cómo algunas novelas prácticamente se escriben solas y cómo otras tienen un proceso de años de elaboración ya que las ideas del autor no terminan por cuajar en su cabeza.
En definitiva, Una novela soterrada desvela los mecanismos internos de una obra llena de misterios en la cual no es extraño que el autor se transforme en el protagonista de sus propios relatos.
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