Sueños de piedra es una novela juvenil fantástica protagonizada por el príncipe Arthmael de Silfos, el hechicero Hazan y la joven Lynne, una prostituta que huye de su pasado. ¿Cómo definiríais a estos tres personajes, aparentemente sólo unidos por el deseo de cumplir sus sueños?
Definir cosas que nosotras mismas escribimos nunca se nos ha dado muy bien, porque siempre hay una frontera entre lo que el autor cree escribir y lo que luego el lector percibe, y para nosotras suele ser más importante lo segundo. Aun así, nos gustaría que los lectores pudiesen definirles como «reales»: cada uno en sus circunstancias (muy diferentes entre sí) son humanos, con sus sentimientos, sus motivaciones, sus problemas particulares, y se forman en base a eso. Hemos intentado que todo sea lo más realista posible incluso en el marco de fantasía en el que se inscribe la novela.
Aparte del drama, tampoco os olvidáis del humor: los escarceos amorosos de Arthmael y sus delirios de grandeza; la relación que establece con Lynne, en especial en la primera parte; las desastrosas habilidades mágicas de Hazan, etc.
El humor es importante, porque dinamiza mucho la acción y hace la historia más entretenida. De hecho, el libro estaba pensado en un primer momento con un tono de comicidad, pero al final la seriedad de algunos temas ganó la batalla contra la comedia. Además, el humor permite que la relación entre personajes tan diferentes entre sí se desarrolle de manera más fluida, natural y divertida. Creemos que esto es especialmente importante en esta historia, en la que tenemos pocos personajes: si las relaciones entre ellos fallaran, sería un problema insalvable para la trama.
Otro aspecto positivo del humor es que se convierte en una manera de sobrellevar el drama. Si no hubiese humor, quizá la historia de Lynne, que es la más dramática de todas debido a su complicada vida, lo habría absorbido todo, y esa tampoco era la intención.
¿Qué particularidades tiene Marabilia, el continente que es escenario de la trama?
Marabilia tiene la particularidad de ser ese lugar donde todo es posible. Todo a nivel fantástico, claro: los escenarios más increíbles, los seres mágicos más peligrosos, ríos en los que nacen pepitas de oro, espíritus capaces de matarte a cambio de tus mayores deseos, bosques con vida propia… Marabilia nos permitía crear todo aquello que nuestra imaginación concibiese.
A nivel humano, quizá no es tan maravilloso: hay desigualdad, hay injusticias y hay pasividad por parte de los soberanos a la hora de cambiar las cosas. Hay pobreza y hay hambre, en algunos lugares más que en otros, y como siempre, los ricos viven mucho mejor que los pobres. Particularmente las mujeres están en clara desventaja con respecto a los hombres: no pueden acceder a puestos de poder y sus únicas posibilidades están siempre supeditadas a la figura de un varón: o bien son hijas de alguien, o bien esposas de alguien o incluso las prostitutas de alguien. No hay un papel para ellas por sí mismas, algo de lo que Lynne está harta y contra lo que quiere luchar: ante todo, Lynne es un personaje que, sin posibilidades, quiere buscarse un camino propio que poder recorrer ella sola, sin que este gire alrededor de ninguna figura masculina, como les han inculcado que debe ser. De alguna manera, quiere demostrar que las creencias que hay en Marabilia en torno a las mujeres son completamente equívocas. Si lo consigue o no…, bueno, es algo que deberéis descubrir vosotros.
El príncipe Arthmael prefiere irse de tabernas y ligar antes que prestar atención a los asuntos de su reino. No es que sea, digamos, un príncipe azul. Y Lynne tampoco es que sea una protagonista habitual en los libros juveniles…
Arthmael es más bien un príncipe desteñido, desde luego. El príncipe destaca sobre todo por la voz que tiene: siempre muy sarcástica y llena de pretenciosidad. Arthmael cree que él es mejor que nadie y está muy atado a lo que siempre le han enseñado: que es el futuro rey y que, por tanto, todo el mundo le debe pleitesía, que las mujeres se dedican a poco más que tejer y emitir grititos de auxilio (si es que se dedican a algo), que todos sus deseos en algún momento deben hacerse realidad por el simple hecho de que él lo quiere así… Es caprichoso e inmaduro. Pero por eso también es muy divertido, porque es un personaje completamente caricaturizado al principio: no puedes tomarte en serio a alguien que habla y piensa así. Las partes con más humor, de hecho, son las suyas. También por eso su evolución quizá sea la más interesante: partimos de un personaje engreído y machista que se va a cruzar con una mujer que precisamente odia todo lo que él representa y que no va a tener ningún problema en ponerle los puntos sobre las íes cuando sea necesario. Lynne, como ya comentábamos, es un personaje que lo ha pasado muy mal por distintas razones y es completamente contraria a Arthmael: sus mundos chocan, y el de ella puede descubrirle cosas que el príncipe nunca se había planteado. Son personajes que se complementan en sus diferencias.
¿Diríais que Sueños de piedra es una gran historia de amor que remite a las famosas novelas de caballerías?
Más bien podría parecer que a veces se burla de esas novelas. El propio Arthmael quiere imitarlas, intentando ser un gran héroe. Hasta se cree muy ingenioso y piensa que sus frases deberían estar siendo recopiladas al tiempo que las dice por algún escriba que le acompañe. Pero, claro, Arthmael no es ningún príncipe azul, ningún caballero de brillante armadura: su concepto de honor deja mucho que desear, el amor cortés tampoco es lo suyo… Respecto a Lynne, ella no es ninguna doncella y mucho menos dama en apuros, y Hazan no podría ser ni en sus mejores sueños el hechicero todopoderoso que ayuda al caballero a ganar sus batallas: cuando intenta convocar luz, le salen peces de la varita; no suena muy grandilocuente.
Así que la respuesta rápida sería: no, pero no porque los elementos no coincidan, sino porque el desarrollo de una novela de caballerías y el de Sueños de piedra es completamente contrario.
Alianzas, vuestra novela anterior, es una historia coral, lo que os facilitó la tarea de escribir a cuatro manos. En el caso de Sueños de piedra, ¿cómo ha sido la forma de trabajar?
Sueños de piedra, sin ser tan coral como la trilogía de Cuentos de la luna llena, usa también distintas voces narrativas, en este caso sólo dos: la de Arthmael y la de Lynne. Así que el método de trabajo no ha cambiado: nos dividimos los personajes entre nosotras y cada una escribe los capítulos que le corresponden al personaje que ella narra. No vamos a decir de qué personaje se encarga cada una porque nos gusta ver las elucubraciones de los lectores al respecto, así que ¡tendréis que averiguarlo!
¿Os habéis planteado en algún momento dar el salto y escribir por separado o lo vuestro es un matrimonio para toda la vida?
Ambas. Tenemos tantos proyectos juntas para el futuro que podemos asegurar que esto ya es una unión más que afianzada, y nos lo pasamos muy bien escribiendo juntas, que es lo importante. Eso no quita que cada una tenga sus proyectos personales, aunque lo cierto es que ahora estamos más centradas en escribir las historias que tenemos en común.
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