Carolina es una chica como las demás: quiere hacer más cosas de las que sus padres le permiten, su paga semanal nunca le alcanza para todo lo que le gustaría, quiere una moto para poder moverse con libertad y tiene la cabeza llena de ideas propias que nunca encajan con las de los adultos...
Alegre y optimista, su vida transcurre entre sus amigas, con las que comparte los días y los sueños, el instituto, los exámenes, las fiestas y la familia. Pronto llegarán los primeros besos, robados en la penumbra del portal, la música que suena siempre en el momento adecuado y cuya letra siempre parece contar su historia. ¿Y el amor? ¿Cómo es el amor verdadero? Cuando conoce a Massimiliano parece que la pregunta va a responderse al fin, pero lo que Carolina no sabe es que el amor también puede hacer mucho daño y que no está preparada para lo que va a ocurrir...
En primer lugar hay que destacar que, además del amor, Moccia introduce en esta novela el tema de las difíciles relaciones intergeneracionales: además de preocuparse por los hombres, Carolina debe coordinar unas relaciones familiares que, en ocasiones, son muy complejas: mientras que a su hermana no la soporta porque está todo el día pinchándola o porque no tiene el más mínimo interés en ella y que no se entiende del todo bien con su padre, la relación con su madre, así como con su hermano mayor y con sus abuelos es inmejorable.
También se nos muestran las distintas facetas que puede adoptar el amor. Carolina, como adolescente, está descubriendo el mundo del amor y de los sentimientos desde un punto de vista radicalmente distinto al que antes tenía: nos habla de su primer beso, sus primeras citas, sus decepciones, de cómo nada acaba saliendo cono uno planea, de la gran influencia del amor en esta etapa de su vida… Por otro lado, sus padres nos hablan de la caída en la rutina, sobre todo influenciada por las largas jornadas laborales que tienen que cumplir para poder sacar a la familia adelante. En cuanto a sus abuelos, han sabido mantener viva la chispa del amor desde su primer y muy romántico encuentro.
Como en sus obras anteriores, la novela está narrada en primera persona. A su vez, sigue conectando con los adolescentes, sus aficiones y, sobre todo, sus sentimientos. Sin duda, los libros de Moccia radiografían con humor, ritmo y cascadas de emociones la juventud mediterránea de principios del siglo XXI.
En definitiva, Carolina se enamora es un viaje a través de los sentimientos, es una historia sobre la emoción que se siente al encontrar el primer amor, sobre el dolor, sobre la primera desilusión, que llega sin avisar y te deja sin palabras, sobre la pérdida y sobre las múltiples e infinitas caras del amor.
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