En la entrevista que hemos mantenido con Juan Manuel Corral nos desvela los secretos de su afición a la literatura gótica y cómo ha conseguido publicar estas dos raras joyas de la literatura, que si bien en la actualidad están un poco en el olvido, la calidad de ambas obras se merecería un mayor conocimiento de los amantes de la literatura, tal y como este joven editor lo es.
Últimamente ha recuperado dos obras maestras de la literatura de terror. ¿Qué le atrae de este género?
En realidad son novelas que traspasan el género. Por ejemplo, sin “Un romance siciliano”, de la reina de la literatura gótica Ann Radcliffe, no existiría el terror de Edgar Allan Poe, pero tampoco lo haría el romanticismo de Jane Austen. En cuanto a “La doble vida de Théophraste Longuet”, su autor Gastón Leroux mezcla en una misma ensaladera narraciones de aventuras, imágenes Pulp, y misterio en la línea del mejor Arthur Conan Doyle.
Humor y terror, ¿son dos géneros que se pueden complementar?
Sí, y Leroux en “La doble vida de Théophraste Longuet” lo hace al diseñar un protagonista bonachón que es evidentemente una parodia francesa de Sherlock Holmes, y que por su torpeza provoca situaciones de humor negro, y tan grotesco que hasta incita a la ternura.
Con El fantasma de la ópera y, sobre todo, con su adaptación cinematográfica, Leroux tuvo unos años de gloria. ¿Por qué cree que el resto de sus novelas han estado tanto tiempo olvidadas?
Puede que por la dificultad de la traducción. No por la complejidad del francés utilizado por Leroux, sino porque sus novelas son como recopilatorios de las entregas que realizaba semanalmente a los periódicos, y existe por ello una especie de irregularidad argumental que hace espinoso el trabajo de edición de todo el grueso.
¿Por qué decidió publicar “La doble vida de Théopharaste Longuet"?
Me pareció fascinante precisamente que estas novelas partieran de trabajos donde se pagaba al autor por línea entregada. Leroux enfocaba los trabajos desde una perspectiva periodística, ensamblando noticias con textos de cosecha propia. Para cualquier estudiante o profesional del periodismo, Leroux tendría que ser una figura importante; un hombre que recogía los chismorreos de la época y los convertía en novelas de terror.
¿Cómo enfocaron la traducción de la novela?
En un principio íbamos a partir de la novela The Man With the Black Feather, la versión inglesa que el escritor Edgar Jepson publicó en 1911, debido a que existían expresiones de lenguas muertas que nuestra traductora francesa no lograba descifrar. Al poco nos dimos cuenta de que eran novelas casi diferentes; al traducir, Jepson se había tomado muchas libertades e incluso en las notas finales llegaba a despreciar a Leroux; en aquella época, había problemas diplomáticos entre los dos países, por lo que Jepson eliminó las referencias a Gran Bretaña, y lo más importante es que la novela se apoya en un triángulo amoroso donde el protagonista permite que su esposa más joven tenga relaciones con su mejor amigo; esto en la Francia de principios de siglo podía ser aceptable, pero no en la conservadora Inglaterra; Jepson cambió los diálogos y la historia amorosa, y tuvo que inventar otro final. Por nuestra parte, nos vimos obligados entonces a recuperar el material original, pero sin dejar de lado la traducción británica, la cual aporta elementos enriquecedores.
¿Ha dicho que su traductora vio difícil el encargo de adaptar a Leroux?
Aquí está una de las mejores anécdotas del proyecto. Vimos que había muchas frases sin sentido. Cuando comenzamos a investigar, descubrimos que no era un problema de traducción; Internet nos llevó a bases de datos donde aún se guardan antiguas publicaciones que Leroux utilizaba para copiar frases enteras. Por ejemplo, cuando describe unos riachuelos bajo tierra, el escritor copió y pegó las descripciones vertidas en un viejo manual de hidráulica. En aquella época no existía Google, y por eso, esto pasó desapercibido.
¿Qué cualidades destacaría más de la novela de Gastón Leroux?
Esta “caradura” a la hora de “cortar y pegar” no tiene que ser vista como un defecto. Leroux lo hacía para cobrar más dinero, llenando los textos de frases y frases, aunque estuviesen inconexas. El acabado es un conjunto surrealista de diálogos y situaciones que arrancan la carcajada, y convierten a Leroux en un charlatán humorístico que parece jugar con los vocablos, en situaciones de terror, misterio y aventura.
¿Se puede considerar a Leroux influyente a su manera?
Por lo menos en lo que se refiere a esta novela. “La doble vida de Théophraste Longuet” es una de las primeras narraciones modernas que coloca su argumento en un mundo subterráneo habitado por otras civilizaciones. A la par que Julio Verne, Leroux asombró a los lectores de la época por ello. En concreto, los protagonistas tienen que “viajar” aquí a los subsuelos de París, donde se convertirán en invitados de los habitantes de una nación que controla las célebres catacumbas de la capital. Hay muchas posibilidades de que la fama que tiene ahora esta atracción turística, unas catacumbas que son tan visitadas como la Torre Eiffel, partiera de la propia popularidad cosechada por la narración de Leroux.
Ambas novelas vienen precedidas de un prólogo escrito por usted, algo que desgraciadamente se está perdiendo salvo en ediciones críticas. ¿Cree pertinente un estudio aclaratorio sobre las obras y autores?
Sin duda. Son prólogos de unas veinte páginas cada uno donde se desarrolla todo lo que estoy contando de una forma más amplia y precisa, y necesaria para entender el galimatías de Leroux o las emociones femeninas de Ann Radcliffe al escribir sus obras oscuras.
¿Cuál le ha costado más escribir?
La de “Un romance siciliano” de Ann Radcliffe, pues a duras penas se cuenta con datos de la vida de la conocida como “la Shakespeare del terror”. Este halo de misterio que cubre a la mujer, la cual desapareció en el mismo momento en el que se convertía en una de las primeras “bestseller” de la historia, ha servido para que su legado siniestro sea más sugestivo. En su día se dijo que Radcliffe había muerto enloquecida, presa de esa imaginación que le llevaba a escribir sobre castillos derruidos o bosques con fantasmas; pero lo cierto es que fue presa de una neumonía que la mató a los 58 años de edad.
Ann Radcliffe fue la precursora del relato gótico. ¿Sigue estando vigente este tipo de literatura?
Más que nunca. Radcliffe abrió las puertas para que otras mujeres pudieran fabricar este género; ahí están Sophia Lee o Clara Reeve. Y luego, su estilo ha sido seguido hasta la saciedad, siendo tal vez autoras como Ann Rice (“Entrevista con el vampiro”) o Susan Hill (“La mujer de negro”) sus herederas más conocidas. En el Reino Unido es un género que ha empapado al cine con las aportaciones de películas de terror de la productora Hammer Films, y también se ha mezclado con esa fantasía abanderada por éxitos como el de la saga Harry Potter.
¿Qué características destacaría de “Un romance siciliano”?
Coloca las primeras piedras de lo que luego será la gran obra de Radcliffe, “Los misterios de Udolfo”. Así, ya podemos encontrarnos todos esos pasajes que influirán en la obra de autores tan importantes como las Hermanas Brontë, con mujeres encarceladas en los subsuelos de un castillo, como Edgar Allan Poe, el cual homenajeó/criticó a la autora en “El retrato oval”, o como Jane Austen, que los imitará en por ejemplo “La abadía de Northanger.
Como decía, de la escritora británica poco se conoce. De su vida ¿qué es lo que más le llama la atención?
Que se considerara una mujer casi politizada. Era la primera vez que se describía en una novela cómo unas chicas desafían a su padre, lo que sería algo así como el enfrentamiento entre las capas sociales bajas y la aristocracia. Por otro lado, gracias a ella, las mujeres comenzaron a poder destacar como autores de renombre; en la película “La joven Jane Austen”, la familia de Austen se ve horrorizada de que la joven (interpretada por Anne Hathaway) se quiera dedicar a la escritura, hasta que alguien les tranquiliza con la frase “sí, pero en la línea de la gran Ann Radcliffe”. En otra secuencia, a Jane Austen se le permite tener un encuentro con la “bestseller” (para obtener consejos), en el que se descubre a una entristecida Radcliffe que no puede saborear su éxito porque se le pide que se atenga a sus obligaciones en casa como mujer de la pre-revolución industrial.
Tengo entendido que Ann Radcliffe fue una de las escritoras más leídas por las españolas del Siglo XIX. ¿Qué puede contarnos sobre ello?
Efectivamente. La Imprenta Cabrerizo de Valencia hizo mucho dinero con la publicación de sus novelas, unas versiones que limaban el romanticismo de las originales y que convertían a los caballeros anglosajones en bandoleros de la sierra. Por cierto, “Un romance siciliano” fue la primera novela que se publicó en España de Radcliffe, bajo el título de “Julia o los subterráneos del castillo de Mazzini”, teniendo varias reimpresiones a lo largo de los primeros años del Siglo XIX.
¿Qué le parece haber coincidido en el tiempo con “La cumbre escarlata”, la película de Guillermo del Toro que bebe de Ann Radcliffe y que se acaba de estrenar?
En teoría tendría que ir muy bien para el recorrido comercial de la novela, pero parece ser que “La cumbre escarlata” tiene dividida a los aficionados. Hay quienes señalan que la protagonista parece un personaje mal delineado a partir de las características de Ann Radcliffe y Jane Austen; por el contrario, hay otros que han popularizado en las redes la siguiente frase “Ann Radcliffe se habría sentido muy orgullosa de ’La cumbre escarlata’”.
Para terminar, dos preguntas sobre su labor de editor en Editorial Líneas Paralelas. ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta un editor independiente?
Podría decir que la falta de visibilidad, pero, para ser sinceros, la merma cultural del país tiene que estar afectando a todas las editoriales, pequeñas o grandes. Por ejemplo, una cadena de librerías con mucho renombre (gracias a lo que yo definiría como “cultura hipster en el mundo editorial”), echó abajo la presentación de “La doble vida de Théophraste Longuet” porque los encargados de eventos no sabían quién era Gastón Leroux o qué era “El fantasma de la ópera”.
Y… sus libros de Editorial Líneas Paralelas tienen una infografía y un diseño muy actual. ¿Cree que a sus lectores les gusta o son más bien clásicos?
Estamos muy orgullosos de la iconografía de Editorial Líneas Paralelas, cuya aceptación ha sido aplastante entre toda clase de lectores. Ahí está el hecho de que con el mismo grafismo podamos publicar libros sobre música Punk, novelas góticas/románticas del Siglo XVIII (“Un romance siciliano”) o sobre cine coreano contemporáneo.
Puedes comprar el libro en:
UN ROMANCE SICLIANO: http://www.editoriallineasparalelas.com/?product=un-romance-siciliano
LA DOBLE VIDA DE THÉOPHRASTE LONGUET: http://www.editoriallineasparalelas.com/?product=la-doble-vida-de-theophraste-longuet
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