En este sentido, la obra editada por Encuentro bajo el título "Persona, Comunidad y Estado" pone en valor “otras” ideas de Blair alejadas de aquellas de naturaleza geoestratégica. Así, hallamos argumentos del político laborista alrededor de los tres conceptos que vertebran el libro, sobre los cuales, (Blair) introdujo una nueva visión, alejada tanto de la que fomentó su partido en los años inmediatamente anteriores a su liderazgo y quizás también de la que difunda su actual líder, Jeremy Corbyn.
La técnica narrativa resulta novedosa y facilita la lectura del libro. En efecto, se trata de la conferencia dictada por Blair en 2009 en el Meeting de Rimini, tribuna por la que antes habían pasado insignes oradores como Aznar, Kohl, Walesa, Prodi. Asimismo, el prologuista es Giorgio Vittadini, Presidente de la Fundación per la Sussidiarietá, quien lanza un aviso importante, susceptible de resumirse en que no todo el mundo ha sabido valorar la aportación de Blair a la izquierda política y la reforma del Estado de Bienestar, superando una concepción vetusta del mismo (pág. 12).
El propio Blair explicó los riesgos de un Estado demasiado poderoso: “después de la experiencia del fascismo, del comunismo soviético o de haber visto cómo se vive en Corea del Norte o en qué consistió la Revolución cultural en China, nos es más fácil comprender los riesgos de un Estado demasiado poderoso”.
Por tanto, la obra encierra reflexiones de Blair en las cuales no se desdice de las tesis que manejó mientras fue Primer Ministro (1997-2007): “he aprendido que el Estado es mejor cuando faculta y autoriza al individuo; cuando intenta integrar los esfuerzos y la creatividad del individuo y no ponerse en su lugar; cuando, en lugar de intentar controlar nuestra vida, se preocupa por ampliar nuestras posibilidades de controlarla por nosotros mismos” (págs. 12-13).
Asimismo, las reformas que efectuó tenían una finalidad clara: que la sociedad civil diera un paso adelante e hiciera aquellos cometidos que ni el Estado ni el mercado eran capaces de realizar. Para tal fin, también asignó un rol de relevancia al gobierno local ya que “el poder ejercido desde abajo es el mejor tipo de poder” (pág. 37) y al concepto de responsabilidad personal puesto que “lo peor que se puede hacer por alguien es hacer que dependa inútilmente del Estado” (pág. 36).
Otro tema que planteó Blair en su intervención fue el de la paz que vinculó con la importancia de las religiones, subrayando la función de la fe cristiana y de la Iglesia católica. En estén sentido resulta de importancia la matización realizada por el ex Primer Ministro británico cuando apuntó que fe y razón son aliadas, no rivales.
Al respecto, Blair no tiene problemas en declararse católico ni en otorgar a la Iglesia protagonismo a la hora de encarar los grandes dilemas que afronta el mundo (entre ellos, la sociedad multicultural), entre otras razones porque entiende que el Estado por sí sólo no puede, de ahí la importancia del binomio comunidad/Iglesia.
En definitiva, una obra fundamental para entender una etapa concreta de la historia de Reino Unido. Conocer el marco teórico en el que se movió el Blairismo ayudará a entender las claves por las que el Partido Laborista ganó tres elecciones consecutivas por mayoría absoluta, adquiriendo la escarapela, otrora reservada a los conservadores, de “partido natural de gobierno”.
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