“Para mí, la literatura y la poesía son algo mágico porque tienen que ver con la trascendencia, con lo que no tiene explicación”, afirma nada más comenzar a hablar en la presentación de su libro. En su nuevo poemario se enfrenta con muchos fantasmas de la vida que ahora con la edad se atreve con ellos. “Tuve una época muy experimental y vanguardista pero según vas cumpliendo años te vas haciendo más reposado, la muerte deja de ser una obsesión y se convierte en algo cotidiano que intentas resolver a través de la poesía”, explica con su suave acento andaluz.
La idea del poemario surgió a partir de un sueño recurrente en que se veía fumando y donde podía apreciar el sabor del tabaco, vicio que dejó aparcado hace más de diez años. En el sueño tenía una cierta sensación de culpa que no tiene en la vida real. En el sueño fumaba con alguno de sus amigos; muchos de ellos ya han atravesado la línea de la vida. “Tenemos más personas con las que hablar del lado de los muertos que de los vivos”, dice, algo que da la edad cada vez más usualmente.
La idea de la vida procede de la experiencia pero, también, de la no experiencia. “La poesía que escribimos viaja en paralelo con nuestra propia vida. Está muy mezclado con la realidad y los discursos ficcionales”, señala en la presentación. Es una experiencia imaginada aunque con la edad, cobra más importancia la infancia, en su opinión. “Este poemario es un canto a lo más cercano, al presente, en el que he querido buscar una salida esperanzada a la aceptación del acabamiento de la vida”, expone.
En opinión de Álvaro Salvador, “la poesía que se está dando hoy en día es muy ecléctica y aunque hay poetas muy interesantes en todas las escuelas, no hay un referente como lo hubo en tiempos pretéritos. No hay figuras indiscutibles como Pere Gimferrer o Luis García Montero”, señala con convicción.
“En mi poesía hay una cierta influencia de Mahler, es la síntesis de toda la poesía romántica, su música me conmueve, es una música que siempre está al límite. Sin oído no hay poesía, para escribir verso libre es muy importante tener buen oído”, sostiene. El sentido del ritmo es muy importante para la poesía.
A Álvaro Salvador no le gusta caer en la rutina y busca expresarse con frescura intelectual. “Con los años me he vuelto más rebelde e incorrecto. Que mi voz suene sin conformismos. Con la edad ya tienes poco que perder y mucho que ganar, de ahí que exprese todo lo que siento”, desgrana con precisión. Su libro es una obra de búsquedas y de preguntas sin responder. De ahí su tono incorrecto que, como señala, “hace veinte años no hubiese hecho”. Afortunadamente, ahora sí.
Para Luis Alberto de Cuenca, “su libro está lleno de poemas divertidos. Es un poemario que no se te cae de las manos. Estamos ante un libro muy importante, de un poeta maduro que maneja muy bien el verso y la métrica. Donde se alternan versos breves con versículos y donde la musicalidad es muy importante”. El editor Ignacio Garmendia, presente también, corrobora las palabras del poeta madrileño y se muestra encantado por poder publicar una obra tan importante como esta: “Fumando con mis muertos”.
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