“La realidad se comporta de acuerdo a las expectativas del observador”. Quien esto afirma es el protagonista de “Círculos”, el profesor de física teórica Bernardo Pastor-Luján, lo cual da paso a la existencia de mundos paralelos porque para que algo exista tiene que haber un observador que lo verifique, aunque, ¿puede existir algo que no vea nadie? La verdad, yo no lo sabría decir.
Emilio Calderón es historiador, hasta hace unos diez años había dedicado gran parte de su tiempo a la literatura juvenil, hasta que decidió dar el paso a la literatura de adulto. Se ha hecho con prestigiosos premios literarios, llegando a ser finalista del Premio Planeta de Novela con su sensacional “La bailarina y el inglés”, perteneciente a su trilogía oriental. Hace unos tres años nos volvió a sorprender con “Cosecha humana”, su única incursión al género negro, de momento, aunque “Círculos” tiene algunas características de esa literatura de género.
Sorprende lo documentada que está la novela. Incluso incluye como protagonista, -bien es cierto que secundario-, a Javier Sierra, uno de los mayores especialistas en abducciones extraterrestres y todo lo que tiene que ver con los enigmas del espacio, llegando a defender la veracidad del caso Roswell. En este libro es el incitador principal del físico cuántico Pastor-Luján para que cambie su paradigma mental e investigue los círculos de las cosechas que sobre los trigales británicos llevan décadas apareciendo en temporada veraniega en distintos condados, especialmente en el de Wiltshire.
Con esta trama y con la venta de recién nacidos, que le afecta personalmente al protagonista, Emilio Calderón teje una trama en forma de thriller en donde cada página supone una sorpresa para el lector. Escrito en primera persona por Bernardo Pastor-Luján, nos va contando las investigaciones que va realizando para encontrar a su hija supuestamente muerta durante el parto, al igual que su madre.
Donde la pluma de Pastor-Luján no puede llegar, el autor malagueño utiliza la tercera persona para rellenar los huecos de la historia. Esa historia que se mueve entre sueños recurrentes, hipnosis regresivas, robo de bebés y creación de círculos, bien sea falsos o reales. Es en esta parte donde el humor del autor alcanza las más altas cotas. Unos falsificadores de círculos realizan algunos que suponen una burla para esos seguidores frikis de esas supuestas expresiones extraterrestres.
Emilio Calderón tiene un verbo fluido. Sus frases son ricas en imágenes, sus descripciones portentosas y el diálogo interior que mantiene el protagonista es de lo mejor de la novela. Sus dudas, son nuestras dudas. No sabemos bien si lo que vemos es real y si nuestro mundo es realmente nuestro mundo o un reflejo de nuestro pensamiento. No sabemos si nuestras decisiones podrían cambiar el futuro. No sabemos si Elvis Presley vive todavía o si The Beatles continúan publicando discos.
Todas esas dudas que plantea el escritor pueden ser posibles en un universo paralelo. Pero mientras no seamos capaces de resolver ese enigma, lo mejor es imbuirse en “Círculos”, que nos hará pasar unas horas muy entretenidas y que también nos hará pensar. Mientras, consuélense leyendo esta novela y el pensamiento que nos deja el autor en una de las últimas páginas: “La memoria de un hombre está en sus besos”. Lo dicho, besen más.
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