Divide su tiempo entre su profesión, la medicina, y su amor por la literatura. Su nueva obra es una novela oscura, como le gusta decir a él. Una novela donde realiza una introspección en el alma atormentada de un joven inglés nacido en la campiña británica. Julio Castedo sitúa la trama en los años ochenta, cuando él era joven, y ese ambiente da un color especial a la narración. Redención es quizá su obra más redonda, sin menospreciar las anteriores. En la entrevista nos cuenta todos los entresijos de la misma.
¿Cómo surgió la idea para escribir Redención?
Todo parte de una vieja idea para un relato corto: dos adolescentes que han tomado como refugio un trozo de autopista abandonado, que se juntan allí cuando quieren huir del mundo y fantasean con la idea de que un día pase a su lado un coche deportivo a toda velocidad. El relato fue creciendo, surgieron otras tramas y llegó a las 320 páginas.
¿Por qué ubicó la novela en Inglaterra?
Hay entornos físicos que favorecen más que otros el desarrollo de cierto tipo de historias; para esta, me funcionaba bien el ambiente húmedo y de cielos grises del sur de Inglaterra y el norte de España, que son los dos enclaves donde se desarrolla la historia.
¿Conoce bien el país?
Siempre escribo de lugares que conozco. No obstante, la geografía del entorno de Westerham que retrato es inventada, aunque sea congruente con lo que hay allí, tal como sucede con el Macondo de García Márquez o el condado de Yoknapatawpha en Faulkner.
¿Por qué en la década de los ochenta?
Yo fui joven en esa década, y ha quedado para mí asociada a la liberación, el inicio de la vida universitaria y a cierta tendencia al exceso. John Ellerman, el protagonista, recorre con intensidad ese camino.
¿Le influyó la música de Pink Floyd y, sobre todo, The Wall para escribir el libro?
The Wall fue un acontecimiento cultural en su día, y muchas de sus canciones siguen siendo actuales treinta y cinco años después. Pink Floyd, más que influir en esta novela en concreto, modeló para siempre mis gustos musicales.
¿Ha querido traspasar la atmósfera obsesiva de la canción Comfortably Numb a la novela?
John Ellerman está obsesionado con esa canción y la escucha todos los días. Cuando yo escribía la parte de la novela correspondiente a su diario, también lo hice, hasta que dentro de mí se convirtió en la banda sonora de la novela.
¿Cada capítulo es un ladrillo más que se va cayendo?
¿Del muro de Pink Floyd? No. No hay un paralelismo con el disco, es sólo una afinidad entre el autor y su protagonista. Cada capítulo es más bien una secuencia, una unidad espacio-temporal que remite al cine negro de los cincuenta, a esa sensación de fatalidad impregnada de romanticismo que hizo especiales aquellas historias.
¿Qué es “Redención”?
Sobre todo un desafío y una provocación. Un intento de hacer literatura digna que pueda gustar a un público amplio sin caer en la simpleza y sin recorrer caminos que hayan sido trillados mil veces.
Redención tiene elementos de novela negra, policiaca, thriller...¿En qué genero clasificaría su nueva novela? ¿O es que no le gustan los encasillamientos?
No me parece que Redención sea una novela negra, aunque sí es una novela oscura. No me entusiasma el encasillamiento de los géneros, creo que responde más a estrategias de mercado que a las intenciones de los autores, y muchas veces termina por agotar al público. Lo hemos visto con la novela histórica, y puede pasar en breve con la novela negra.
Podríamos decir que la novela reúne tres narraciones distintas que se complementan. ¿Por qué ha utilizado esta técnica?
Para mí es tan importante el fondo como la forma. Un buen argumento puede quedar desdibujado con una mala elección del punto de vista. Dedico mucho tiempo a pensar cuál es la forma más adecuada de narrar una historia. En Redención empecé con dos puntos de vista, el del protagonista y el del investigador y comprendí que faltaba algo, por lo que añadí el narrador omnisciente. Después decidí intercalar las tres líneas narrativas de forma que se fueran complementando.
La parte de las Memorias de John Ellerman están escritas en primera persona, las otras dos, Las heridas del lobo y Sistema de ecuaciones, están escritas por un narrador omnisciente. ¿En cuál de las dos formas se encuentra mejor escribiendo?
No encuentro diferencia entre ellas en cuanto a la comodidad como narrador; es un hecho que la narración en primera persona facilita la identificación del lector con el protagonista, pero a veces, y creo que es así en Redención, es necesaria una mirada global que nos permita comprenderlo todo.
En algunos de los capítulos vemos que cuenta acontecimientos en discrepancia con otros. ¿Ha querido dar distintas versiones de un mismo hecho?
La verdad, con el tiempo, se hace relativa y depende del observador. El cerebro humano es un gran confabulador. Podemos justificar hechos que sean injustificables para otros, y pasar por alto detalles que aunque no tengan importancia para nosotros sí lo tienen para los demás. Es el tema de Rashomon, la brillante película de Kurosawa: sucede un crimen y nadie, el criminal, la víctima y los testigos, tiene la misma versión de los hechos.
¿Cómo definiría al protagonista John Ellerman?
Es un joven herido por la ausencia de su madre, un ser humano distinto a todos los que le rodean, alguien que quiere huir de un entorno social y familiar asfixiante y está dispuesto a cualquier cosa para conseguirlo.
¿Se coge aprecio a una persona que realiza actos como Ellerman, que no deja de ser un seductor nato pero deja muchas sombras sobre él?
Por supuesto. Me gustan los personajes complejos, con dobleces, con muchos tonos de gris en su comportamiento, capaces de amar y de odiar, de sentir a la vez ira y compasión. Las personas reales son así. Lo contrario, llevado al papel, sería de un maniqueísmo tramposo.
¿Por qué termina las memorias John Ellerman de forma abrupta, poco después de la mitad de la novela?
John Ellerman termina sus memorias en el momento en el que cree haber resuelto el principal conflicto de su vida, algo que no debemos desvelar aquí. No sigue escribiéndolas porque el resto de su biografía le parece prescindible.
Su otro protagonista, Paul Lancaster, es una persona minuciosa y obsesiva. ¿Le gusta tratar personajes con esas características?
Me gusta que los perfiles psicológicos de los personajes estén bien trazados, y que su comportamiento a lo largo de la novela sea coherente con ese perfil. Paul Lancaster es el investigador, un expolicía que padece un TOC (trastorno obsesivo compulsivo), y su forma de llevar la investigación es una consecuencia directa de su personalidad.
En el libro leemos descripciones precisas de ambientes y de las personalidades de los personajes. ¿Le gusta adentrarse en la mente de sus protagonistas?
Lo considero imprescindible, y es una característica común a todas mis obras. Nunca renunciaré a la introspección o al análisis minucioso de la personalidad de mis protagonistas por hacer un texto más fácil o más comercial.
Uno de sus personajes reconoce su atracción por William Faulkner y los escritores del XIX. ¿Sus gustos literarios son parecidos?
Faulkner es una de las cimas de la literatura, pero ahora es casi un pecado declararse su admirador, de hecho hay toda una corriente crítica que desprecia los textos ambiciosos desde el punto de vista técnico y que aplaude el minimalismo literario. No comparto esa opinión, creo que también debe haber un sitio para la estética en la novela. Joyce, Proust, Mann, Woolf y, por supuesto Faulkner, seguirán siempre en la historia de la literatura. Sus detractores, no.
¿Es Redención su novela más ambiciosa?
He trabajado todas mis novelas con el máximo nivel de exigencia, y todas comparten la misma ambición: escribir una buena historia de la mejor forma posible. Había muchas formas de contar Redención, y sé que no elegí la más sencilla, pero me divierten ese tipo de retos.
¿Qué le ha supuesto fichar por la editorial Planeta?
Las grandes editoriales llegan más lejos y a más lectores que las pequeñas, eso es un hecho, pero también editan muchos títulos al año y son muy dependientes de las cifras de ventas. Todo sucede muy deprisa. La promoción que una editorial tan potente como Planeta decida dar a uno u otro título es determinante. Tal vez sea demasiado pronto para que pueda darle una opinión definitiva.
¿Va a continuar por este camino literario o tiene pensado cambiar de registro?
No me gusta aburrir, por lo que probablemente cambie de registro, pero sin cambiar de voz.
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