Harriet, una joven inglesa cándida e inocente que acaba de casarse con un comandante de la Guardia de Granaderos mucho mayor que ella, Desmond Ferneaux-Lighfoot, está a punto de descubrir lo peligrosos que pueden ser algunos secretos. Obnubilada por la prestancia y la inteligencia del hombre con el que ha decidido compartir su vida, unas extrañas postales que llegan a su casa sin remitente ni texto serán la señal de alarma, el preludio de un peligroso juego del que Harriet ignora las normas, pero al que se ve abocada sin remedio. Será entonces cuando conozca el verdadero rostro de su esposo, sus intenciones últimas y esa revelación la enfrentará a las más importantes intrigas y a un peligro que ni siquiera alcanza a imaginar.
Los años posteriores a Segunda Guerra Mundial no son fáciles en Inglaterra, pero Harriet consigue construir su propia vida tras un matrimonio en una época convulsa. Todo parece muy normal en su familia, reuniones con la alta sociedad, su marido continúa con su carrera en el ejército y ella vive cómodamente en una maravillosa ciudad. Hay que destacar el gran trabajo del autor en un planteamiento que únicamente nos hace pensar en una historia amorosa en los primeros momentos y preguntarnos por qué la obra se llama El conspirador, ya que nadie resulta sospechoso.
Son pequeños indicios los que nos llevan a sospechar que hay algo oculto en la trama que Slater nos está relatando: leves movimientos, acciones o rutinas que están encubriendo algo mucho mayor y de gran importancia. Aquí comienza la intriga y el libro toma un camino totalmente diferente: pasamos del estilo de una novela romántica a una novela negra y de suspense. Con este giro logra dar un vuelco al texto, obrando un cambio como el que realizó de la primera a la segunda parte de Los herejes. El amor pasa a un segundo plano y la intriga toma protagonismo.
Pero los secretos también pasan factura: ¿cómo podemos saber dónde está nuestra lealtad? ¿Hay que dirigirla hacia nuestro lado sombrío o hacia el que mostramos a la luz siendo ambos igual de importantes? Así, Slater nos ha dejado como legado este magistral relato acerca de la lealtad y la traición: las dudas de los personajes sobre sus preferencias o acciones se transmiten de un modo magistral, y nosotros somos testigos de cómo los personajes hacen difíciles reflexiones para decidirse.
Y otra vez Slater introduce en su obra el tema del comunismo y vemos que en principio intenta hacer del mundo un lugar sin diferencias entre la gente, pero los argumentos van siendo rebatidos (sobre todo a causa del desengaño de la ideología comunista del propio autor).
En definitiva, una novela muy recomendable que pocos podrán dejar de leer hasta el último aliento.
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