Clay, ahora guionista de éxito, regresa a Los Ángeles para participar en el casting de su nueva película. En una fiesta de productores se reencuentra con su ex, Blair, y su marido, Trent, un poderoso magnate que continúa siendo un casanova. Esa misma noche conoce a Rain, una actriz despampanante y sin talento pero decidida a conseguir el papel de su vida. Desde ese instante Clay comienza a recibir mensajes anónimos, un jeep azul lo sigue a todas partes y el rumor sobre el asesinato de un productor se extiende en su círculo de amistades. Su amigo de la adolescencia, Julian -recuperado de su adición a la heroína y al frente de un servicio de prostitución-, y su antiguo camello, Rip -más siniestro que nunca debido a una larga lista de operaciones de estética que lo han desfigurado hasta hacerlo irreconocible- reaparecen entonces en su vida.
Esta secuela de la primera obra del autor de American Psycho retoma la vida de sus anteriores protagonistas, quienes, en el fondo, no han cambiado nada y siguen siendo los mismos que cinco lustros atrás. Desgraciadamente, la novela no se puede entender completamente sin haber leído la anterior. Pero durante la trama sí podemos hacernos a la idea de lo que nos quiere transmitir.
En primer lugar destaca la visión descarnada del mundo del cine, algo que describe ajustándose a la realidad: magnates del séptimo arte que se dedican a aprovecharse de las jóvenes actrices que quieren papeles en sus superproducciones, la vida de fiestas constantes cada noche, en combinación con cantidades ingentes de alcohol y drogas y donde los deseos y los caprichos se han visto continuamente colmados. A su vez, describe el sexo como algo poderoso y un motivador muy importante, ya que ser prisionero del sexo lo hace todo mucho más difícil, como podemos ver a lo largo de la obra.
A su vez, hay que destacar que Ellis reconoce que Suites Imperiales es un libro más autobiográfico de lo que debería haber sido, ya que él escribe lo que siente, por lo que la vida siempre se refleja en sus novelas. También, para el autor, su última obra es un texto más emotivo y sensato que su antecesor Menos que cero, que según Ellis era un libro sin argumento en donde unos adolescentes iban de cama en cama y de fiesta en fiesta; sin rumbo fijo. Aunque la evolución de los personajes sea prácticamente nula dado el conocimiento del autor sobre ellos, la prosa es más madura que en el libro anterior.
Además, esta vez, Easton Ellis se reserva las escenas más truculentas para el final, y lo cierto es que están narradas con desgana. Un aburrimiento seguramente intencionado, como si el autor quisiera despedirse de la violencia y la polémica pero fuera muy consciente de que, para bien o para mal, forman parte de su éxito.
En definitiva, un libro sorprendente y muy emotivo sobre el mundo del cine y las generaciones perdidas, que se disfruta más si se conocen los libros anteriores del autor.
Puede comprar el libro en:
Si (
No(
