La originalidad de “
La novela de Rebeca” radica en que el autor cuenta dos tramas diferenciadas en el tiempo y en la forma. Es una novela dentro de una novela o como han descrito por ahí, como una novela matrioska de manera muy acertada. El protagonista, Simón Lugar, es un autor de éxito que está luchando por escribir su primera novela negra, cambiando de su registro habitual; algunos de los pasajes de su nueva creación están basados en acontecimientos de su propia vida. No conseguirá darle forma definitiva hasta que no se encuentre de manera casual con una enigmática mujer a la que conoce como Eme.
Simón Lugar es un tipo melancólico y algo misántropo que se siente presionado por su agente literaria y por sus numerosos seguidores y buscando inspiración en un paseo por una playa desierta del norte de España, es cuando conoce a Eme, que le hará cambiar radicalmente el enfoque de su novela. Mientras, una serie de sangrientos asesinatos van conformando la trama de la novela dentro de su confundida cabeza.
La trama principal del libro está escrita en tercera persona, pero la novela que está escribiendo Simón Lugar está escrita en primera persona del femenino, es la propia escritora, la asesina; algo que nos lo descubre el autor en las primeras páginas, cuando comienzan una serie de asesinatos de unas personas que tienen 44 años de edad, todas ellas. Es en esta parte del libro donde se realiza una investigación policial sobre esos asesinatos que tienen consternados a una ciudad vasca. El autor siempre juega con las localizaciones. Aunque da bastantes datos, no sabemos realmente a qué ciudad se está refiriendo aunque sospechemos a cual se está refiriendo.
Si en la narración en primera persona apreciamos las mejores características del género negro, es en la escrita en tercera persona donde observamos una mayor implicación del autor. A
Mikel Alvira le gustan las atmósferas agobiantes y obsesivas, son sus señas de identidad. En esta parte nos introduce en las reflexiones del propio autor, tanto de Simón Lugar como de él mismo, aunque hay que reconocer que Lugar es infinitamente más obsesivo que el autor. Y esas reflexiones van sobre el arte de escribir, sobre lo que se quiere contar y cómo se quiere contar.
Aquí podemos ver la influencia de Paul Auster sobre el escritor. Los cambios de narrador, así como temporales. Es un juego que ambos practican con precisión. No es un intento de despistar y complicar la lectura al lector. Es un juego para que el lector tenga diferentes perspectivas de un mismo hecho, dando la oportunidad al lector para que forme su propia opinión sobre lo que está leyendo.
Mikel Alvira ha escrito una novela valiente, que puede parecer difícil de leer por los saltos temporales y de ubicación, pero creo que esos cambios constantes añaden un interés mayor a su narración, sin complicarla porque, ante todo, busca la sencillez en su estilo. Estamos, pues, ante una novela negra original, novedosa y arriesgada, que parte de las premisas de novela de género pero que se adentra por caminos insólitos a los utilizados por otros escritores del género negro.
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