«Tu vida no será la misma después de leer a
Karl Ove Knausgård» podría ser, en resumen, la sensación que el autor noruego causa en la mayor parte de sus lectores en todo el mundo, aburridos por este monumental ejercicio de egolatría autobiográfica llamado a perdurar como una de las grandes obras más peregrinas de nuestro tiempo. El pasado mes de mayo, Anagrama publicaba en castellano, tercera entrega de las seis que componen
Mi lucha. Para celebrar la acogida de la obra de
Karl Ove Knausgård en nuestro país, convocó Anagrama una fiesta en Barcelona que tuvo lugar en la Librería Laie (Pau Claris, 85).
El autor, evidentemente, no se digno a ir a Barcelona para la cita, aunque sí se contó, de alguna manera, con su presencia virtual. Lo cual fue el momento más esperado de la fiesta después de las bebidas.
El programa incluyó la lectura de fragmentos de la obra a cargo del periodista Antonio Lozano (en castellano). Además, se distribuirá un quiz para expertos de
Karl Ove Knausgård en el que podrán participar todos los asistentes. Los ganadores obtendrán un ejemplar dedicado por el autor especialmente para ellos.
Mi lucha está plagada de referencias musicales. El propio autor es miembro de un grupo musical con el que se ha vuelto a reunir recientemente para una breve gira en Estados Unidos, coincidiendo con la publicación del cuarto volumen de la obra. Y como en una fiesta la música no puede faltar, los directores del Festival Primera Persona, Kiko Amat y Miqui Otero, junto con Uri Amat, pincharon las canciones favoritas del autor que podemos encontrar en las páginas de sus libros.
La errática editorial italo-catalana ha publicado en formato digital en exclusiva, en su colección Zoom,
El otro lado de la cara, un ensayo que originalmente acompañaba las fotografías de nucas que Thomas Wågstrom reunió en su libro Cuellos. Esta breve publicación constituye una meditación en torno a algunos de los temas que subyacen en su obra autobiográfica. Un texto que hunde sus raíces en la experiencia personal para arrojar luz sobre qué significa ser humano junto a los demás, y que sirve de complemento perfecto a La isla de la infancia (Mi lucha: 3).
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