En el verano de 1816, Lord Byron, John Polidori, Percy Shelley y su esposa Mary Shelley coincidieron en la magnífica Villa Diodati, situada junto al Lago Leman. Las inclemencias del clima, provocadas por la catastrófica erupción volcánica de Tambora, en Indonesia, que cubrió el cielo de nubes de ceniza y de azufre, les impidieron abandonar la villa durante tres días, que fueron como una larga y tenebrosa noche. En este ambiente cargado de misterio y nerviosismo, entre relámpagos, terribles ráfagas de viento y los relatos del Phantasmagoriana leídos en voz alta bajo los fulgores fantásticos del fuego de la chimenea, se gestaron dos de los grandes mitos de la novela gótica: Frankenstein y el vampiro.
Esta historia ha sido para muchos autores motivo de búsquedas obsesivas y rebuscadas interpretaciones. En esta novela,
William Ospina nos seduce con sus palabras y nos introduce en el mundo fantástico de esta inagotable historia para reflexionar sobre la coexistencia de lo sublime y lo monstruoso, lo siniestro como límite de lo bello y la necesidad del hombre de reinventarse en los mitos para darle sentido a la existencia.
Así, esta reunión se ha convertido en un episodio emocionante para lectores, escritores y estudiosos. Y Ospina se ha sumado a esta obsesión. Con miras a descubrir qué pasó en esa larga noche de tres días, se sumerge en esta novela en una apasionante exploración no solo de esa reunión, sino de la vida de cada uno de sus renombrados participantes (Byron, los Shelley, Polidori) y, sobre todo, de la edad del romanticismo, con todos sus fascinantes protagonistas, sus preguntas, sus creaciones y sus atrevimientos.
De este modo, la prosa de
William Ospina logra diseccionar muchos de los aspectos relacionados con dicha reunión, aunque todavía haya numerosos misterios sin resolver, entre los cuales hay muchos de los que posiblemente no se conseguirán respuestas. Además, todo el libro está sumido en una atmósfera que podríamos definir como oscura y misteriosa o incluso como monstruosa si lo desean, en genial concordancia con la época, los hechos y los rasgos de la literatura de la primera mitad del siglo XIX que se describen a lo largo de las páginas de
El año del verano que nunca llegó.
En definitiva,
El año del verano que nunca llegó es una maravillosa novela que, como la criatura Frankenstein, no tuvo infancia, pero también que, como el vampiro, está fuera del tiempo.
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